El futuro de la democracia en manos de los ciudadanos

La renovación de autoridades municipales es de por sí un hecho relevante para el país y para sus diversas comunidades, pero el próximo domingo 10 de octubre, además, se inaugurará oficialmente el voto preferencial en una elección nacional, como gran ensayo general para las presidenciales de 2023. Este acontecimiento puede o no tener una extraordinaria importancia para la calidad de la representación política y el futuro de la democracia en Paraguay. Todo depende de usted, ciudadana y ciudadano, de nadie más.

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Por primera vez el elector paraguayo y residente tendrá la posibilidad de marcar una opción específica en un menú de candidatos a concejales de las distintas juntas municipales, lo cual constituye una ruptura parcial del tradicional sistema de “listas sábana” que tanto perjuicio ha causado y que tanto repudio ha generado en la opinión pública.

La gran diferencia consiste en que, antes, bastaba con figurar en los primeros lugares de las listas de los partidos importantes para asegurarse un puesto como concejal o para obtener una banca en el Congreso. Los electores votaban por la lista completa y, de acuerdo con la cantidad de votos obtenida, podía entrar el número uno y eventualmente varios más en el orden previamente establecido, mientras el resto quedaba simplemente como relleno.

Debido a ello, lo que antes realmente importaba era encabezar o estar en los primeros sitios de esas listas y no necesariamente tener un perfil convincente para la gente. Con mucho dinero era posible, literalmente, comprar un lugar privilegiado en las mismas y no preocuparse de nada más, gracias al voto cautivo del “electorado duro” de los partidos tradicionales y de otros más nuevos con suficiente caudal electoral.

Con el nuevo modelo, el lugar original en la lista es potencialmente irrelevante, por lo que nadie puede asegurarse de antemano un curul. Para ello necesariamente tendrá que obtener por sí mismo los votos requeridos y, solo después del conteo, saber en qué sitial quedará ubicado y si estará o no entre los elegidos.

Gracias a la tecnología y a las urnas electrónicas, el sistema no es engorroso ni al momento de votar ni en el escrutinio. El elector entrará al cuarto oscuro con una tarjeta que tendrá que ubicar en la máquina de manera muy simple. En la pantalla aparecerán los distintos candidatos a intendente del distrito respectivo más la posibilidad de votar en blanco. Cumplido este paso, aparecerán las distintas listas. El votante tendrá que seleccionar una y, dentro de ella, un candidato o candidata en particular, no importa qué número de opción sea.

Hasta la confirmación final, en todo momento se podrá volver atrás, revisar de nuevo, considerar otras posibilidades hasta estar seguro y, una vez validado el voto, se imprimirá una boleta que permitirá controlar que esté todo en orden, que los datos impresos coincidan con los virtuales, antes de entregarla a la mesa para introducirla en la urna como comprobante.

La emisión del voto cuenta para el partido o movimiento al que pertenece el candidato votado y para él mismo. Lo primero sirve para determinar el orden de los partidos conforme a los votos recibidos, a los efectos del posterior cálculo por el usual método D’Hondt. Lo segundo para reordenar la lista y ahí sí establecer la posición de cada quien. El más votado ocupará el lugar número uno, el siguiente el número dos y así sucesivamente.

El sistema no es perfecto, tiene varias deficiencias e incluso hay experiencias en otros países en los que produjo efectos no deseados, que habrá que ir monitoreando y ajustando. Pero por lo menos puede impedir que personajes como Óscar Rubén González Chaves puedan tranquilamente conseguir escaños por el solo hecho de poder ubicarse en la lista con dinero y componendas. A partir de ahora, en general, todos los que se sienten en las juntas municipales, y, después de 2023, en las cámaras legislativas, estarán allí porque fueron razonablemente elegidos con votos de la gente.

Por ese mismo motivo, no faltarán los acérrimos detractores, que buscarán el pelo a la sopa para tratar de volver al cómodo statu quo anterior. Una de las grandes apuntadas será la tecnología, con el pretexto de que las redes informáticas se pueden manipular. Como si en la actualidad las mismas no se utilizaran con éxito para los fines más sensibles, y como si el sistema tradicional de papeletas no se prestara a innumerables maniobras fraudulentas que se han hecho una y otra vez a la vista de todos.

Faltan tres semanas para las elecciones, tiempo suficiente para prepararse bien. Esta vez los electores tendrán la oportunidad de elegir, no solo de votar. Ahora les corresponde a ellos asumir su responsabilidad como ciudadanos, estudiar a los candidatos, informarse (en el portal del TSJE hay un simulador muy práctico donde se muestra cómo se va a sufragar), cuidar a quién se le brinda la confianza y, sobre todo, castigar duramente a aquellos que siempre se han burlado de la voluntad popular.

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