La dictadura cubana aumenta su represión y acoso contra la prensa

El actual dictador de Cuba, Raúl Castro (d), heredó el poder de su hermano, el fallecido dictador Fidel Castro (i). Ambos, responsables de la tiranía más antigua y sangrienta del continente.Archivo, ABC Color

Más de medio centenar de periodistas, blogueros y activistas por la libertad de prensa cubanos exigieron al régimen el “cese de la represión” y el “acoso” contra los comunicadores.

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LA HABANA (AFP). Los trabajadores de prensa denuncian que en los últimos tiempos “ha aumentado la represión física, jurídica y psicológica contra quienes participan” en proyectos de comunicación independientes en el país, donde la estatal es la única prensa que permite el gobernante y único Partido Comunista.

El país soporta una dictadura comunista (totalitaria) desde hace más de medio siglo. Es la tiranía más antigua y sangrienta de América.

“Exigimos: el cese de la represión contra quienes ejercen las libertades de prensa y expresión en Cuba, (y) la eliminación de los recursos legales que restringen y criminalizan el ejercicio de tales libertades”, dicen los firmantes de la carta, que residen dentro o fuera de la isla.

“La existencia de medios estatales –que no por estatales son públicos– no alcanza para afirmar que en Cuba se respetan las libertades de prensa y expresión”, que “son derechos de todos los ciudadanos por igual y no privilegios de dirigentes del Estado, el Gobierno y el Partido”, afirman.

Represión

Entre las “acciones represivas” contra los comunicadores independientes, la carta menciona “detenciones arbitrarias y encarcelamientos, allanamientos y registros de viviendas particulares, confiscación y ocupación de equipos, interrogatorios, prohibiciones de salir del país, cerco de domicilios para impedir la cobertura de noticias, campañas de difamación, acoso físico y digital”.

Los firmantes también reclaman “la liberación inmediata” del periodista del medio Cubanet, Roberto Quiñones, de 61 años, condenado en agosto a un año de prisión bajo cargos de “resistencia y desobediencia”.

El caso de Quiñones cobró interés internacional en las últimas semanas.

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