SANTIAGO (AFP). Algunas iniciativas de reciclaje que ya son hábitos ciudadanos en ciudades como San Francisco (EE.UU.) o Berlín (Alemania), recién empiezan a considerarse en Chile, que figura entre los primeros países generadores de basura de América Latina.
El país sudamericano aprobó hace tres años una ley que promueve el reciclaje, empresarios impulsan el manejo eficiente de los residuos, mientras que en Panamá algunas comunidades se organizan para educar a la población y terminar con la extendida práctica de lanzar la basura a los ríos.
Con una población de 17,5 millones de personas, Chile es el país que más basura genera per cápita de Sudamérica, con 1,15 kg por habitante al día, superando a Argentina con 1,14 kg (con 44 millones de habitantes) y a Brasil con 1,04 kg (204 millones), según datos del Banco Mundial de 2018.
Cada año, Chile desecha 17 millones de residuos sólidos y recicla solamente un 10%. Consume 990.000 toneladas de plástico al año y recicla apenas un 8,5%.
Los ríos
Aunque Panamá genera menos basura que Chile (1,03 kg por habitante al día), todavía es usual que se lance a los ríos.
“El problema es que no estamos educados en el tema de cómo colocar los desechos y qué daño nos hace a nosotros” dijo Stella Cisneros, coordinadora de vecinos de Ciudad de Panamá.
Sobre el lecho del río Matías Hernández, la basura flota entre los peces. Aquí los voluntarios de la organización Marea Verde lograron recolectar cerca de 120.000 bolsas de basura en 2 años.
Chile apunta a reducir del 96% a un 10% los desechos que van a la basura. Para ello, implementó en 2016 la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que obliga a la industria a hacerse cargo de su basura, establece metas para la gestión de residuos e incentiva a reutilizar sus desechos.
Desde 2018 Chile prohíbe las bolsas plásticas en el comercio.
Toneladas de residuos llegan al mar
Según datos de las Naciones Unidas, cada año llegan unos 13 millones de toneladas de plásticos a los océanos procedentes de las actividades humanas, algo que pone en riesgo la vida de miles de especies y ecosistemas.
Esta situación llevó en 2017 a los asistentes a la primera Conferencia de los Océanos de la ONU a firmar el compromiso de preservar los sistemas marinos (objetivo 14 de los ODS).
En 2018, se presentó la Alianza de Naciones para la limpieza de los oceános para luchar contra la contaminación plástica, tema que ha generado una acción mundial contra estos residuos. (EFE)