ESTAMBUL (AFP). El ministro de Interior libio del gobierno de unidad nacional (GNA, reconocido por la comunidad internacional), Fathi Bachagha, anunció por su parte que podría solicitar oficialmente apoyo militar turco.
Haftar “ha ofrecido a fuerzas extranjeras bases militares en Libia (...) y si esta postura continúa, tenemos derecho a defender Trípoli y solicitaremos oficialmente al gobierno turco su apoyo militar”, declaró Bachagha a la prensa ayer en Túnez.
Para justificar la intervención, Turquía se basa en que el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), al que apoya militarmente, está reconocido por la ONU, mientras que el mariscal Jalifa Haftar no tiene legitimidad internacional, aunque cuente con el apoyo de ciertos países.
Sin embargo, el despliegue de soldados turcos en el terreno podría agravar el conflicto fratricida que devasta el país desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011 y que se ha visto alimentado por potencias regionales rivales.
La supervivencia del GNA es fundamental para Ankara, que acaba de firmar un acuerdo de delimitación marítima que permite a Turquía hacer valer sus derechos en extensas zonas del Mediterráneo Oriental ricas en hidrocarburos, ambicionadas por otros países como Grecia, Egipto, Chipre o Israel.
En un discurso, Erdogan explicó que la moción para el envío de soldados será presentada el 7 de enero.
El mariscal Jalifa Haftar recibe el apoyo de Arabia Saudita, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, países que mantienen tensas relaciones con Turquía y Catar, otro aliado del GNA.
“Están apoyando a un señor de la guerra. En cuanto a nosotros, estamos respondiendo a la invitación del gobierno legítimo libio. Esa es la diferencia”, alegó Erdogan.
El presidente turco sostiene que las fuerzas de Haftar también están recibiendo apoyo de una compañía de seguridad rusa, dando crédito a informaciones aparecidas en medios, y desmentidas por Moscú sobre la presencia de mercenarios rusos en Libia.