Ahorristas se vuelcan a cajas de seguridad

BUENOS AIRES (Reuters). En una sucursal bancaria del centro de Buenos Aires, un grupo de personas espera ansiosamente a que un empleado los conduzca, de dos en dos, hasta una bóveda para acceder a sus cofres de seguridad.

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“El ritmo es tremendo. Así todo el día. Yendo y viniendo, no se para nunca”, se quejó el empleado, cansado de tener que escoltar hasta la bóveda a decenas de clientes cada día.

Las cajas de seguridad bancarias se convirtieron en Argentina en un bien codiciado por empresas, inversores y ahorristas, que buscan un lugar seguro donde resguardar sus dólares por el temor a que el Gobierno se los confisque.

Los argentinos atesoran fuera del sistema bancario entre 40.000 y 50.000 millones de dólares sin declarar. Además de en cajas fuertes y cofres de seguridad guardan sus billetes verdes en neveras y debajo de sus colchones, y algunos los esconden hasta debajo de una tabla floja del piso o en tarros de cocina.

Según el Gobierno, la nación sudamericana es la segunda del mundo detrás de Rusia, sin contar a Estados Unidos, con mayor cantidad de billetes verdes físicos en mano de individuos.

La demanda de cofres se disparó por la incertidumbre que generaron unas restricciones a la compra de dólares impuestas a fines del 2011 para frenar una fuga de capitales.

Se han popularizado tanto que algunos bancos estudian cobrar un cargo a los que entren a sus cajas con una frecuencia fuera de lo usual. Las cajas gozan de buena reputación, principalmente porque el “corralito” del 2001 que terminó con la pesificación de unos 40.000 millones de dólares en depósitos bancarios no alcanzó al dinero de los cofres.

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