Nadie puede negar la importancia de la medicina convencional, con bases científicas reales y con diferentes especialidades, ya que estudia el cuerpo humano, por partes y cada vez aparecen nuevas enfermedades que constituyen verdaderos desafíos. Inclusive algunos naturistas, pocos amigos de consumir pastillas, van a parar a los hospitales, cuando la situación se agrava. Se someten a tratamientos y a cirugías, cuando sus vidas corren riesgos.
La filosofía naturista estudia al ser humano en modo holístico; es decir total. Lo mira en su dimensión física, psíquica y espiritual. Fusiona la mente con la biología y propone un estilo de vida saludable y natural. Tiene en cuenta la alimentación basada en vegetales, raíces, semillas y frutas. La milenaria cultura oriental recomienda meditación, yoga y ejercicios espirituales. Tienen grandes maestros que son auténticos guías para lograr la perfección, en todo sentido.
Cada cultura en el mundo, tiene sus creencias, hábitos alimentarios, usos, costumbres y terapias curativas. La globalización y especialmente Internet, nos hace conocer esas culturas. Hay incluso, personas con fines mercantilistas que van a esos lugares y traen como grandes novedades para vender carísimo, productos, prácticas y sabidurías de esos pueblos. Con un bien estudiado marketing, presentan, convencen y amasan grandes fortunas a costa de la desesperación de la gente que consume cualquier cosa con tal de curarse.
Ofertas hay por doquier que ofrecen soluciones rápidas y mágicas. Hay que tener mucho cuidado en no caer en trampas por ingenuidad o por angustia.
Por otro lado, psicólogos, neurólogos, naturistas y otros, investigan las neurociencias que analizan el funcionamiento de las neuronas que son células cerebrales y activan en el cerebro. Cada vez aparecen nuevos descubrimientos que realmente sorprenden y pueden ayudar a utilizar mejor nuestras propias potencialidades.
Deepak Chopra, en su libro “Supercerebro” señala que todos tenemos el poder de curar las propias enfermedades. Se trata de una inmensa capacidad para lograr la felicidad, longevidad, éxito y una salud perfecta.
Investigadores contemporáneos en todo el mundo son testigos de que enfermos, incluso de cáncer, que enfrentaron la enfermedad con fe, fortaleza moral y esperanzas, se curaron milagrosamente. El amor, el perdón, los sueños, las ilusiones y una familia feliz ayudan bastante para recuperar un bienestar. Pero el verdadero poder de autosanarnos está en el interior de uno mismo. Ni la medicina más avanzada o cara puede beneficiar si el paciente no tiene ganas de vivir o se entrega. Los neurotransmisores, como las serotoninas o endorfinas, llevan consigo el mensaje del total bienestar. Las neuronas liberan estas sustancias, ordenando a las células para que se renueven inmediatamente. En un estado de plena espiritualidad se logran grandes milagros. Es el poder de la mente, que no es otra cosa que el poder de Dios.