Toda Facultad de Medicina que pretenda brindar estudios y prácticas necesarias para la formación profesional calificada, debe disponer de los siguientes indispensables componentes:
a) Examen de ingreso o curso preparatorio para seleccionar a quienes poseen mejor aptitud para los prolongados (cinco o seis años) y arduos esfuerzos para obtener el Doctorado Médico.
b) Un anfiteatro donde se guardan los cuerpos para aprendizaje efectivo de la Anatomía y para realizar autopsia en casos necesarios.
c) Microscopios y computadoras para la enseñanza actualizada de Ciencias Básicas (Histología, Genética, Patología).
d) Laboratorio para enseñar los procedimientos básicos de Bioquímica y Bacteriología y Biblioteca provista de libros de texto y consulta.
e) Acceso a un Hospital General (internación de todas las especialidades) con un movimiento dinámico de pacientes en admisión y alta, ofreciendo así variada patología a los estudiantes.
f) Un Cuerpo docente apropiado (Instructores, Médicos, Profesores en Ciencias Básicas –preclínicas– y Clínicas Medicina Interna, Cirugía y Especialidades).
Una vez graduado debe cumplir un entrenamiento de posgrado: durante dos o tres años de trabajo hospitalario, intensivo y supervisado en la especialidad seleccionada, para luego iniciar su labor profesional.
La institución que carezca de estos indispensables elementos de trabajo y cuerpo docente para una enseñanza correcta y completa no puede pretender actuar como Facultad de Medicina.
El número de Facultades de Medicina usualmente guarda relación con la población del país. El Uruguay que dispone de un excelente sistema educativo muestra numerosas facultades de diversas profesiones pero tan solo 2 han sido autorizadas a otorgar el título de Doctor en Medicina. El número en Paraguay es 37 (treinta y siete) Facultades de Medicina en funcionamiento o en proyecto. Si se aplicara relación proporcional con la población el número resultaría mucho menor.
Una Facultad de Medicina fundada como inversión lucrativa con objetivo empresarial desnaturaliza y pervierte la enseñanza de la noble vocación médica.
Durante cincuenta años (50) ejercí asistencia profesional y educación médica en ciencias y artes de la práctica profesional en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción. En el antiguo e histórico “Hospital de Clínicas” llamado “Templo al dolor y penurias de los pobres”. Estudiantes, médicos y profesores de todas las especialidades asistimos para cumplir la cotidiana misión de visitar al enfermo, sanar sus dolencias o consolar sus desesperanzas.
Participé en innumerables comisiones de “Educación Médica”. Concurrí a universidades en Estados Unidos, Europa, América. En todas ellas se observa y se aplica un rígido control para fundar, mantener y mejorar la formación de los futuros médicos.
Es urgente que las autoridades competentes apliquen un control autónomo, estricto y eficaz. De lo contrario al lamentable declive y deterioro de la capacitación médica, por estudios y prácticas incompletos, serán formulados diagnósticos falsos y aplicados tratamientos incorrectos. La víctima inmediata será el valeroso y sufrido pueblo paraguayo.
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