“Soy Daniel Ruiz (42), estoy casado con Marcela Contreras (33) hace 8 años, ella es maestra parvularia y juntos tenemos a ¡La Tribu! (risas). Así bautizó ella a nuestros cinco hijos, las mellizas Juli y Fer de 4 años y los trillizos Macarena, Martín de Jesús y Valentina, que en enero pasado celebraron un año de vida. En agradecimiento a la Virgen, las cuatro nenas llevan como segundo nombre María” cuenta con gran emoción Daniel, quien es el mayor de tres hermanos, formado en la carrera de Ingeniería Industrial y hoy enfocado en la gestión de empresas a nivel laboral. Nuestro papá de hoy es amante de los deportes, de la lectura y de la vida en familia.
La experiencia de ser papá
Daniel recuerda cada momento de su paternidad, desde que fue papá primerizo hasta la llegada de sus últimos tres pequeños, sin dudas es un ¡Gran papá!
“Desde la primera ecografía fue una enorme emoción cuando supimos que serían dos y claramente muchas incógnitas, y ni por si acaso imaginábamos lo que sería la vida con las mellizas cuando nacieran. Conocíamos el riesgo del embarazo y gracias a Dios todo fue sin complicaciones. Cuando nacieron fue aún más grande la emoción, una mezcla de sentimientos desde ese primer día con ellas. Los siguientes fueron un caos (risas) pero después fuimos aprendiendo y adaptándonos a la nueva vida, conociéndolas y disfrutando mucho de ellas. Ya en ese entonces los días (y las noches) ¡eran más que intensos! En todo sentido”, cuenta el jefe de la tribu quien luego de unos años y junto a su esposa decidieron buscar el tercero, y... así fue.
El tercero... cuarto y quinto
“Algunos años después, nos decidimos a buscar el tercer bebé, pero lo que no sabíamos y jamás pensamos fue que llegaría el tercero y con él también vinieron ¡¡¡la cuarta y la quinta!!! y ya te imaginarás lo que sentimos cuando en la primera eco nos confirman que eran tres. Nos quedamos mudos con la noticia varios días, y de nuevo a Dios gracias un embarazo sin complicaciones. El momento del parto al confirmar que estaban sanos y no necesitaban incubadoras u otros cuidados fue la parte más emocionante que recuerdo de aquel día en que nacieron. A diferencia de las mellizas, esta vez ya no me alcanzaron las manos para presentarles a la familia y amigos que nos acompañaron ese día” menciona emocionado Daniel.
Daniel cuenta que hoy su felicidad y la de su esposa se enfoca en sus pequeños, verlos jugar y crecer juntos les llena el alma. “Llenan la casa de vida y de ruidos todo el día, desde que amanecen hasta que el último duerme. El día es súper movido e intenso, y las noches ni hablar (risas) en mi casa nadie se aburre”.
“Cada uno de ellos es muy distinto al otro, cada uno va mostrando su propia forma de ser y construyendo su propia personalidad. El gran desafío para nosotros como padres es tratarlos a cada uno de forma individual, que creo es el mismo desafío que tienen todos los padres de hijos múltiples. Para poder hacerlo toca priorizar la familia y dejar incluso otras actividades para poder dedicarles tiempo de calidad y compartir con ellos”, afirma.
El recuerdo de su papá
“Gran parte de lo que vivo hoy con mis hijos me tocó vivir con mi papá quien hoy penosamente ya no está, tengo muy lindos recuerdos con él, mucho aprendí compartiendo con mi papá. Lo tuve conmigo al lado, eso vale mucho y estaré siempre agradecido. Quizá algo que me quedará como gran pendiente es que mi papá no esté para compartir más con sus nietos, a quienes adoraba. Desde que nacieron mis hijos y mis sobrinos la vida de mi papá se volcó en gran parte a ellos, para el abuelo Óscar un enorme abrazo hasta al cielo como dirían las mellis” finalizó Daniel con mucha emoción.