Colores hacia la reinserción y una nueva oportunidad

Hombres y mujeres que están privados de su libertad por diversos motivos, como parte de la terapia que experimentan, aprenden variadas artes y oficios en su actual espacio. En la Penitenciaría Regional de Villarrica se busca mantenerlos ocupados, generar algunos ingresos y acercarse a la tan anhelada reinserción en la sociedad.

Colores hacia la reinserción y una nueva oportunidad
Colores hacia la reinserción y una nueva oportunidadSilvio Rojas

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Los usuales termos forrados en cuero, así como trabajos en madera no pueden faltar, pero hace un tiempo también se sumó con mucho éxito la pintura. Son solo algunos los artistas incipientes, pero su importante producción crece día a día con los numerosos pedidos que reciben a través de la página que la penitenciaría habilitó en la red social Facebook, que es manejada por Lírice Marilín Gómez (23), quien hace ocho meses es la encargada del área laboral del reclusorio. Ella explica que esto se da dentro de los proyectos del Ministerio de Justicia, enfocados en la reinserción social de los internos de todas las penitenciarías del país.

Los talleres para formarse están abiertos para todos y son de carácter voluntario. “Ahora mismo, por la pandemia, no estamos teniendo más cursos, pero anteriormente recibían capacitaciones en diversos campos, como la artesanía en madera y la pintura, entre otras”, comenta y añade que hacen ñandutí, diferentes trabajos de costura, etcétera. Que por el momento no tengan las capacitaciones no impide que los que quieran aprender se acerquen a sus compañeros, quienes les explican gustosos las técnicas. Estas tareas las realizan los reclusos durante todo el día en los talleres, y reciben ayuda de los encargados del proyecto para conseguir los materiales indispensables. Explica que ellos mismos compran lo que necesitan, venden luego los productos y van reinvirtiendo para hacer crecer el emprendimiento. Tienen tantos pedidos que solo a veces tienen artículos en stock, relata Lírice. Para la entrega de los productos, las personas pasan a retirar sus pedidos de la penitenciaría, o bien se les acerca si son de la zona, o se les envía si es fuera de Villarrica, con costos de delivery por parte del comprador.

Dedicación al 100%

RT (31) firma todos sus trabajos con estas iniciales. Sus obras se caracterizan por una explosión de color y su autor comenta que fue el primero entre sus compañeros en explorar el arte de la pintura, hace dos años. “El Picasso del penal” se escucha en el fondo, y es que el éxito de sus obras sorprendió a varios. Comenta que ya había dibujado cuando era más joven, pero antes no había tenido contacto con la pintura. “Una vez en la cárcel me puse a retomar el dibujo y aprendí pintura al óleo y acrílico, gracias a la motivación de la licenciada Zulma Portillo”, dice refiriéndose a la sicóloga del recinto, con quien está muy agradecido. Cuenta que el pintor guaireño Cacho Resquín fue quien le enseñó las bases y luego ya fue todo cuestión de práctica. Hoy por hoy prefiere pintar en acrílico sobre lienzo, ya que el secado es mucho más rápido que el del óleo.

Le piden todo tipo de cosas, pero confiesa que son los paisajes los que más disfruta pintar. Montañas, aguas (cascadas), puestas de sol, son algunos de los motivos que le piden, pero uno de los que mayor aceptación tuvo fue un colorido retrato de Jesucristo, que ya pintó –confiesa– 38 hasta el momento. En el mismo estilo acaba de terminar un imponente león, en el que ya se observa un perfeccionamiento de la técnica, propio del arduo trabajo. Dice que el resultado de este le dejó muy satisfecho.

Los precios que se manejan dependen mucho del tamaño y la complejidad del dibujo, puesto que algunas obras requieren de más material y más tiempo. Trabaja en sus pinturas todos los días por un mínimo de ocho horas, o hasta 16, dependiendo de la urgencia de la solicitud, y piensa que sería lindo convertir esto en una profesión; le gustaría experimentar más con retratos, diseño de tatuajes, etcétera.

Para RT, esta es una actividad bastante relajante y placentera, especial para distraerse un poco, pues “te saca de la vida tan lenta y rutinaria que se tiene acá; está bueno, además genera un ingreso, yo me mantengo de esto”, dice.

Un talento desconocido

“Lo mío son los cuadros también”, comienza explicando RD (35). Quien, además, se dedica a forrar termos con cuero y a hacer trabajos de carpintería, pero explica que tampoco tenía experiencia en la técnica. Para poder pintar, ellos mismos fabrican sus propios lienzos, los tensan y disponen sobre los bastidores de madera. Está en los planes preparar lienzos en blanco también para vender.

A él lo que más le piden son retratos, para lo cual le envían fotos que le sirvan de ejemplo. “Todo depende del gusto del cliente, pero si pudiera hacer algo propio, a mí me agradan mucho los paisajes, las flores, todo eso me relaja; el bosque, la naturaleza, los espacios abiertos me encantan”, dice. Como es de Villarrica, también disfruta mucho pintando escenas locales. Se destaca entre los trabajos en exposición una obra monocromática que retrata la exestación de tren de la capital del Guairá, que hoy ya no existe. Para hacerlo trabajó a partir de una fotografía antigua que le pasaron y quedó muy satisfecho con el resultado, producto de la perseverancia que aplica diariamente de 8:00 a 17:00. “Es bueno hacer algo provechoso con mi tiempo”, dice.

“Hacer esto me relaja, me conviene, y le gusta a la gente, cosa que jamás pensé. Yo en mi casa no tenía ni una flor hecha a mano, nunca pensé que le gustara tanto a la gente el tema de los cuadros y las cosas artesanales, que ahora sé que tienen otro valor”, indica. También está muy agradecido con el apoyo de la institución, porque no hubiese podido lograr todo lo que está alcanzando sin ello.

Convertir las horas en tiempo placentero

Para JR (27), hacer las tablas para asados, portallaves y otros objetos en madera es una forma de pasar el tiempo. “Acá hacer pasar el tiempo es lo máximo. Estar encerrado sin hacer nada es todo un tema; si tenés algo que hacer siempre va a ser mucho mejor”, dice.

Aprendió todo en la penitenciaría, antes nunca había experimentado con trabajos así. Algunas veces tiene tantos pedidos de una misma cosa que se le ocurren innovaciones, las cuales aplica en trabajos propios y luego gustan tanto que ya le empiezan a pedir. Son tres los compañeros que trabajan con madera, y están desde las 6:00 de la mañana haciéndolo en el taller, por lo menos hasta las 16:00. Ahora apunta a especializarse en el área; le encantaría más adelante poder hacer tallados en madera o muebles, y hasta ya fue comprando algunas máquinas gracias a las ganancias que esto le reditúa. “Esto para que mis trabajos vayan siendo cada vez mejores, más profesionales”, indica.

Aspecto sicológico de la terapia ocupacional

La licenciada Zulma Ibáñez es la sicóloga del penal de Villarrica desde el año 2017 y antes estuvo en el penal de Encarnación. Ella es coordinadora de Reinserción Social y está trabajando juntamente con la encargada del área laboral, supervisando las labores de los internos. Cuenta que ellos tienen como objetivo insertar en varios periodos a los que ya son condenados; hay un primer periodo de observación, en el que se ve cómo están, qué patologías tienen, con qué pueden trabajar, etc. En una segunda etapa se inicia el periodo de tratamiento y se los va insertando poco a poco en el área laboral.

La terapia ocupacional tiene un rol fundamental en la reinserción. Mantener la mente ocupada –ya sea en los trabajos o la parte educativa y recreativa– ayuda también a adoptar una rutina en una situación en la que se pierde el orden cronológico, dice y añade que esto los mantiene activos cerebralmente y productivos a nivel intelectual. Cada uno tiene distintas cualidades y habilidades; a algunos les funciona mejor el trabajo creativo, otros están en la panadería panadería, también hay una huerta.

La experiencia del taller de pintura con el profesor Cacho Resquín –un referente del arte de la zona– fue bastante auspiciosa. La profesional explica que el arte funciona como una expresión catártica en las personas privadas de su libertad, por lo que es fundamental fomentarlo. Además, aumenta la autoestima, es una expresión de la subjetividad más intensa, que ayuda a “calmar demonios”, afirma.

Al ver su obra terminada –añade– mejora la autopercepción, la valoración interna y genera proyectos de vida, entre otros. Ahora les gustaría apuntar más a desarrollar la creatividad, trabajar en obras más personales que reflejen lo que están viviendo en sus años de condena, explorar cuál es la visión que tienen detrás de las rejas; trabajar sobre lo que fueron, y lo que pueden ser.

alba.acosta@abc.com.py

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