Archivos del Terror, el relato del comisario

Hace unas semanas se lanzó el libro paraguayo Mi lucha por la Verdad-El hallazgo del Archivo del Terror. Un decisivo testimonio del comisario Ismael Aguilera (82), transcripto por la periodista y escritora Miguela Benítez Fariña. Con ella conversamos en esta nota.

El comisario Ismael Aguilera (der.) de guardia en el Departamento de Investigaciones de la Policía en 1964.
El comisario Ismael Aguilera (der.) de guardia en el Departamento de Investigaciones de la Policía en 1964.Gentileza

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Ismael Aguilera Martínez se llama el comisario principal (S.R.) que descubrió en Asunción los Archivos del Terror, prueba innegable de las torturas cometidas durante la dictadura de Alfredo Stroessner. Los papeles rescatados del Departamento de la Policía el 22 de diciembre de 1992 fueron claves para llevar a juicio a represores de Paraguay, cuyo gobierno dictador militar fue integrante del Operativo Cóndor con otros gobiernos militares del Cono Sur.

En esta obra no solo se narra una época de crímenes, sino que el mismo Aguilera aclara y rectifica varios puntos que llegaron tergiversados a la opinión pública. La periodista Miguela Benítez fue la encargada de pasar a las letras la historia contada oral y pormenorizadamente por el comisario Aguilera.

–¿Cuál es la repercusión que está teniendo este libro?

Creo que despierta un interés alentador, el hallazgo de los Archivos del Terror da esperanza. El público es variado, atrae a adultos que saben de nuestra historia reciente porque la padecieron y llama la atención de jóvenes que hoy, en democracia, disfrutan de libertades impensadas durante la dictadura.

–Dictadura nunca más, pero hay nostálgicos “hasta las últimas consecuencias”

El stronismo echó raíces en la vida de los paraguayos. Benedetti dice que “el olvido está lleno de memoria, pero también es cierto que la memoria no se rinde”. Coincido con Rogelio Goiburú (hijo de Agustín Goiburú, secuestrado y desaparecido en 1977) en que el MEC debe incluir en su currículum el autoritarismo y la historia reciente de Paraguay. A 31 años del golpe es lo ideal.

–Hay lectores de todo tipo: investigadores, curiosos, gente que lee por entretenimiento...

Escribir sobre historia paraguaya contemporánea es enriquecedor. Los protagonistas están ahí para ser cotejados, corroborados, escudriñados, y eso hace muy vivo el intercambio entre un lector curioso y el entorno. En todos los casos las heridas siguen abiertas. El público de Mi Lucha por la Verdad es intergeneracional, basta con que un nieto indague en los recuerdos de un abuelo o un hijo en los de un padre.

–¿De qué manera viviste los relatos del comisario?

Me tocó descubrir e indagar detalles, acontecimientos, fechas, pintar la época del comisario Ismael Aguilera. El papel de los alcahuetes (espías a sueldo) de Stroessner es risible. Pero en la mayoría de los casos es imposible no conmoverse con la degradación que se sometió a las víctimas. Los Archivos del Terror son una fuente de gran miseria humana.

–Obviamente tenían objetivos y valores muy fuertes en común

Coincidimos en que dar a conocer su verdad traería luz a un acontecimiento vital de la transición democrática, algo que al comisario Aguilera le dio no poca ansiedad. Su lucidez contribuyó a la recreación detallada de su historia. El libro hace una pincelada de su niñez en Itacurubí de la Cordillera, el ingreso a la Policía en plena época de Stroessner, el trabajo de guardia en Investigaciones, los castigos y la redacción del informe entregado a Pancho de Vargas en diciembre de 1992, hasta llegar al punto álgido del descubrimiento de los papeles de Stroessner.

–¿Cuántos años tiene actualmente Aguilera?

Nació hace 82 años, con los fantasmas de la Guerra del Chaco y asediado por la revolución de 1947, que tuvo al padre lejos de la casa. Nuestra comunicación transcurrió en plena pandemia, sin posibilidades de entrevistas personales. Lo había entrevistado por primera vez en 2010 y quedó latente la idea de un libro.

–¿Tuviste acceso al Archivo del Terror?

Conocía el contenido de esos archivos desde mi época de reportera e investigadora en un semanario local. La preparación del libro requirió un recorrido documental, con la ayuda de microfilmaciones, además de consultar una variedad de libros y trabajar de cerca con especialistas en el tema, como Alfredo Boccia Paz. Estos papeles son la prueba de que en el gobierno de Stroessner se espiaba, se torturaba y se mataba. Supongo que la vigilancia y la delación de entonces dejó huellas: cierto miedo aún hoy a involucrarse en las decisiones que debemos tomar para avanzar como país.

–Todavía hay mucha gente que no cree las cosas que pasaron…

Si queremos construir el futuro es indispensable conocer el pasado. Saber de los crímenes cometidos durante el Plan Cóndor (represión política y terrorismo de Estado respaldados por EE.UU., que incluían secuestros y asesinatos de opositores a regímenes dictatoriales; fueron implementados en 1975). En el anexo del libro se presentan casos paradigmáticos del Operativo Cóndor.

Un libro con atrayente diseño

“En otra clasificación eran ubicados los que iban al ‘viaje sin retorno’, producto del abuso de procedimiento de sus verdugos. Estos estaban tristemente destinados a subir (por la madrugada) a la famosa Caperucita Roja, vehículo utilizado para transportar a los perseguidos políticos. Seis de estas unidades fueron donadas por el Gobierno de los Estados Unidos. Se los llevaba engrillados y esposados. Al amanecer, solo regresaban los grillos y las esposas ensangrentadas, como corolario dramático de una jornada nefasta” (extracto de Mi lucha por la Verdad).

El libro posee un formato grande, con una tipografía superior a la estándar, además de una cuidadosa selección fotográfica de la época. La narración es lineal, con un lenguaje sencillo, como un cuento de una época no tan lejana, pero con datos muy precisos y corroborados. Mi lucha por la Verdad puede adquirirse en El Lector y, en breve, estará disponible en Amazon.

lperalta@abc.com.py

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