Los dibujos ocultos de Marcelo Medina

Lo oculto se denomina la exposición de dibujos del artista Marcelo Medina. La muestra puede ser visitada en Casa Mayor a partir del 15 de noviembre.

Obra de Marcelo Medina.
Obra de Marcelo Medina.SILVIO ROJAS

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En la exposición, que cuenta con la curadoría de María José Fiorio, hay un recorrido por obras en papel realizadas desde el año 2012 en adelante, comenta el artista. “Generalmente, mis exposiciones son de materiales sumamente recientes. En cambio, esta vez, la curadora se detuvo a hacer una introspección en cuestiones que vienen desde hace 10 años y que nunca han sido mostradas al público. Entonces, se constituye una exposición de material inédito”, relata.

Las mismas están realizadas en diferentes técnicas, y responden a diversas inquietudes. El común denominador es el uso del papel como superficie y como soporte. Sobre esto, el artista hace una reflexión y recuerda que se trata del primer soporte que todos usamos, ya en la primaria, y la idea es mostrar en qué puede convertirlo el artista.

“El simple papel inocente, inofensivo, en la mano de un artista, puede ser feroz, puede ser amenazante, puede cuestionar cosas, puede poner bajo sospecha muchas certezas. No todo es certeza, hay un lugar para la incertidumbre. Y todos esos contenidos profundos, no es necesario hacerlos precisamente desde una tecnología sofisticada; desde un papel, una cartulina, un papel poroso, un papel artesanal, etc.; también se pueden decir cosas en voz alta”, manifiesta.

El mismo insiste en que nunca es tarde para resignificar y que no todo está dicho en el arte. “A veces, la gente dice que la pintura ya fue, que ya nadie pinta, la pintura murió. Yo no estoy de acuerdo con eso; viajé mucho, conocí un poco el mundo, y nada está dicho del todo todavía. Hay mucha tela por cortar aún”.

Cuestionar las certezas

Cuenta que siempre trata de comprar materiales nobles, como papeles de arroz de origen japonés. “Se puede cuestionar mucho la certeza que hay en el mundo actual, a través de los materiales más nobles”. Gracias a que tuvo la oportunidad de conocer las grandes capitales del arte como París y Nueva York, siempre trató de adquirir materiales interesantes que le llamasen la atención. “Trato de recolectar. De hecho, me considero un recolector; en mi taller tengo una cantidad de materiales que están sin desembalar, por el culto de tener el material impecable y todavía sin abrir”, comenta.

Ya el simple material lo inspira. Y recuerda que esto le pasa ya desde que era niño, en el preescolar, pues le fascinaban las cajas de lápices de colores, las de crayones con todos los colores impolutos; y rememora ese querer usar, pero al mismo tiempo respetar eso, porque tiene un valor cultural. “Hay un culto también”, se pronuncia en cuanto a los materiales para sus creaciones.

En esta exposición pone sobre la mesa todo lo que se puede hacer sobre papel. Muestra algunas composiciones en papeles negros ingleses, sobre los que trabajó con tintas iridiscentes de procedencia diversa, y en los que desarrolla el tema de la palabra y la imagen. “Palabras fuertes, no correctas, no políticamente correctas, pero que se establecen en todas las imágenes”, cuenta.

También presenta obras de 2012 que hizo en París, luego de obtener el premio Matisse. Comenta que nunca las había mostrado porque está siempre persiguiendo grandes formatos, superproducciones. “Pero ¿qué pasa con lo menos publicitado?, ¿qué pasa con lo que permanece subyacente? Tenía que venir en 2023 una curadora como Majo Fiorio que se detenga a arrojar luz sobre esos pequeños gestos que se fueron acumulando por años y que forman parte del relato también”.

Entre lápices y marcadores policromados compone también con algo de azar, por características propias del material. Le gusta este uso impreciso del material, pero que se deja orientar por el artista hacia ciertas respuestas que este está buscando.

<b>La palabra como complemento de la imagen</b>

“Muchas veces, desde mi primer trabajo, desde los 90, yo incorporé el tema de la palabra como un apoyo de la imagen. Imagen, texto y palabra. Sin embargo, no siempre la palabra en mi trabajo puede ser descifrada. A veces está presente como un signo gráfico, no como un portador de significado explícito”, dice y agrega que es consciente de que una parte de su creación es preservar un lugar para el misterio, para la duda, la sospecha, porque eso es fecundo.

La palabra puede, por un lado, aclarar o explicar cosas, poner todo en un plano denotativo, pero por otro lado también hay un lugar para el signo gráfico, “esa letra de doctor que nadie entiende, esos signos que deja la gente en sus agendas, esas pequeñas anotaciones que después ni uno mismo entiende”. Su trabajo como artista es tomar la palabra en cuanto elemento que revela cosas, pero también en cuanto oculta cosas.

Hay mucha poesía, mucho texto en la presente exposición. La misma se configura de una manera muy intimista. “Para mí, la intimidad con el espectador es fundamental; trabajo con formatos pequeños, formatos mínimos, cuestiones que tienen que ver con estar cerca. Cuando vos mirás un objeto monumental no te acercás, tomás distancia; en cambio, cuando algo es pequeño te vinculás de una forma más íntima con el objeto porque querés verlo de cerca, querés tocarlo y entonces se genera una complicidad con el objeto; eso es la intimidad”, reflexiona.

Por último, el artista y docente de arte habla a jóvenes artistas y recomienda a estos que sean artistas por empezar un juego que les quema adentro. “Parte de mi trabajo es inspirarles a que ellos sigan. Y ahora siento que mis exposiciones, como nunca antes, tienen una misión política de empujar a los chicos. Política es activar los resortes de las nuevas generaciones, la identidad de la gente, delinear un poco todo lo que tiene que ver con las subjetividades”, concluye.

Más info

Instagram: @marcelo.me @casa.mayor

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