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El arquitecto responsable de la obra es Jorge Luis Irrazábal y la decoración estuvo a cargo de los propietarios. Un amplio y claro hall de entrada recibe al visitante con un gran espejo, recurso que acompañará a lo largo y ancho de la casa.
Un escritorio minimalista y refinado se pinta de blancos, verdes, plata y un toque de amarillo. El lugar es de mucha practicidad y luz, ideal para estudio o trabajo.
En la sala se observan muchos detalles en tonos marrones y algunos toques de verde, con una importante presencia de cuero en muebles y objetos. Los mandalas que adornan el lugar son del artista plástico brasileño Gustavo Albuquerque. A un costado de la sala se impone un importante espacio de lectura, que propone un cómodo sillón reclinable vestido de cuero.
El comedor ofrece mucho blanco y vidrio. Corona el espacio una imponente réplica exacta de la Venus de Milo del Museo de Louvre, traída de Italia. La elegancia y sofisticación están también presentes en un bar para albergar bebidas y copas.
La sala de estar presenta un home theater enmarcado en mármol de carrara negro, propuesta de Sonia Ramírez, diseñadora. El espacio tiene la opción de separarse del patio mediante blancas cortinas o bien integrar el paisaje gracias a las paredes de vidrio a través de las cuales se observan la tentadora piscina, grandes palmeras y exquisitas macetas de cerámica en tonos azules y turquesas.
En cada detalle el interiorismo parece flotar con haces de luz, que se posan sobre objetos que cobran vida con el fulgor del arte.
Fotografía: Silvio Rojas.