A propósito de la visita del presidente de Qatar, emir Hamad bin Khalifa Al Thani

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La visita de un miembro de la Liga Árabe a nuestro país nos obliga a investigar acerca de la rica cultura de aquella región y la posibilidad de estrechar vínculos entre pueblos y abre al mismo tiempo posibilidades de inversiones en el área energética, nuestro mayor recurso junto con la agricultura que siempre está a la búsqueda de nuevos mercados. Introducción  

Muchas veces por razones de supervivencia, persecución política, religiosa o étnica pueblos enteros abandonan su hábitat de origen y se instalan en otras latitudes.   
   
Por ejemplo, el flujo migratorio de España a América a partir del siglo XVI fue constante. Miles de europeos se trasladaron en busca de mejores horizontes a una tierra que prometía riquezas a quien supiera explotarla.   
  
Viajeros de otras procedencias como italianos, alemanes, franceses, rusos, ingleses, irlandeses, polacos, y posteriormente asiáticos, japoneses coreanos y chinos integran la sociedad americana del presente.   

Hoy el proceso se ha revertido y son miles los jóvenes de Latinoamérica, bisnietos de aquellos que llegaron a hacerse la "América", que buscan mejores horizontes en la Europa del bienestar, aunque recientemente nuevas políticas de la comunidad europea están poniendo resistencia a la migración.   

La América anglosajona se constituyó en la primera República independiente y comenzó inmediatamente a traer masivos flujos de inmigrantes anglosajones primero, franceses, holandeses y alemanes después y más adelante de todos los continentes hasta el punto de formar hoy día lo que ellos mismos denominan un crisol de razas.   

África se traslada al continente americano por un proceso económico de adquisición de mano de obra cautiva.   

Latinoamérica repite la experiencia norteamericana y comienza a traer migrantes europeos a partir de la independencia en el siglo XIX.   

Y ya en los umbrales del S. XX comienzan a afincarse en América migrantes del mundo árabe. La cultura árabe no es desconocida para la gente de origen ibérico. Por ocho siglos entre los años 711 y 1492 de la era cristiana; estos estuvieron en la península ibérica.   
  
Originariamente los árabes eran grupos de tribus que habitaban zonas desérticas de origen predominantemente caucásico y de lengua semita con mucho apego a su tradición histórica. Habitaban Arabia, el Sudán y varias regiones del norte de África. Responsables de su emergencia como nación poderosa fue el profeta Mahoma quien en el siglo VII fundó la religión del islam o Reino de Dios. Bajo el liderato de monarcas denominados califas iniciaron una expansión por toda Europa donde demostraron superioridad bélica gracias a la posesión del caballo árabe que tenía velocidad y les daba preeminencia en el combate.   

La caída de Jerusalén en manos de los árabes en la Edad Media fue la excusa para el lanzamiento de las cruzadas que, como se sabe, tuvo suceso parcial.   
  
Los árabes de la época se destacaron principalmente por su contribución a las matemáticas, con la invención del cero que posibilitó la economía moderna y las finanzas contemporáneas. Así los conocimientos matemáticos, astronómicos y geográficos de los árabes transmitidos a Europa contribuyeron al progreso de la navegación en los siglos XV y XVI, facilitando el conocimiento de las nuevas tierras.   

La idea de la esfericidad de la tierra, sostenida por el geógrafo heleno Ptolomeo (siglo II de la era cristiana) adoptada y defendida por los árabes durante toda la Edad Media, conllevaba que navegando por un mar único hacia Occidente, se podía llegar a la India.   
  
Los árabes en la Península ibérica tradujeron obras fundamentales que se difundieron en la Europa cristiana. 

También se destacaron por su capacidad arquitectónica y el diseño edilicio para zonas desérticas que sigue siendo el más apropiado.   

Los árabes también se caracterizaron como comerciantes que algunos atribuyen a la tradición fenicia.   

Con todo este bagaje los árabes llegaron a América Latina y se establecieron al punto de constituir hoy una fuerza poderosa cultural y económica en todas nuestras sociedades.   
  
Lo árabe en el mundo occidental

La región del Medio Oriente ha sido desde la antigüedad una encrucijada de pueblos y civilizaciones. Cananeos, fenicios, hebreos, arameos, que fundaron ciudades estados o reinos vivieron invasiones egipcias, asirias, caldea, persas, macedónicas y romanas. Luego se dividió el Imperio romano en Oriente y Occidente.   

Fue importante la victoria de los ejércitos árabes frente a Bizancio en la Batalla de Yarmuk en el 636 d.C.  

La región dejó de formar parte del Imperio bizantino y quedó incorporada al califato arábigo islámico con la dinastía OMEYA y la capital del califato en Damasco. Luego pasó a Bagdad.   
  
Los Cruzados permanecieron en la región por dos siglos. (Antioquia se toma en 1098, perdida en 1291 de San Juan de Acre, último reducto Franco.) Saladito fue un Sultán que recuperó Jerusalén para el islam arrebatándola de manos cristianas en 1187.   
  
El Medio Oriente continuó siendo gobernada por musulmanes por varios siglos. De hecho uno de los acontecimientos más traumáticos para la historia europea fue la caída de Constantinopla en mano de los otomanos en 1453. Los europeos actuaban a la defensiva en el área dada que la atención se concentraba en la América.   

Finalmente, las potencias europeas comienzan a intervenir con ejércitos a partir de la presencia de Napoleón Bonaparte en Egipto en 1799.   

Eso, sumado a la intervención de Siria por las tropas francesas, marca el inicio de la ingerencia europea en la región que tuvo consecuencias internacionales. Otras potencias vislumbraron la influencia de Francia en el Levante Árabe. Inglaterra obligó a Egipto a evacuar la región en 1837.   

Por otro lado la intervención europea incluía también la presencia científica para estudios arqueológicos que luego concluyeron en el traslado mas o menos legal de bienes culturales a los museos de sus principales ciudades.   

Algunas regiones fueron incorporadas a los imperios británicos y franceses como colonias o protectorados hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando la región entera adquiere su independencia y se inician como estados soberanos con la posesión de un bien muy codiciado, el petróleo.   
  
Los árabes en América Latina

La migración árabe contribuyó poderosamente con su trabajo, su laboriosidad, y espíritu de iniciativa en las jóvenes sociedades latinoamericanas.   

Los inmigrantes tropezaron con el primer problema de las diferencias idiomáticas. A eso se sumó lo religioso. Como se sabe, la inmensa mayoría de los árabes son musulmanes, pero existe una minoría principalmente en el Líbano y Egipto que profesan la religión cristiana y admiten la autoridad de Roma.   

La mayoría de los primeros árabes arribados a América Latina fueron de confesión cristiana, sabido es que las iglesias cristianas de Oriente, incluidas las que reconocen la autoridad de Roma, como los "maronitas" y los melquitas" conservan rasgos específicos lingüísticos y litúrgicos que las diferencia del rito latino practicado en Occidente.   
  
Sus costumbres y tradiciones, tanto de musulmanes como de cristianos, eran muy diferentes a la de los países receptores y particularmente al oficio al que la mayoría se dedicó a la llegada, el comercio ambulante.   

Sus descendientes hoy se encuentran muy integrados a las sociedades receptoras ocupando incluso altas dignidades.   

Contrario a lo que ocurre en los países altamente industrializados donde se acentúa la intolerancia, el racismo y la xenofobia, en Latinoamérica la sociedad se erigen en modelo de integración con los migrantes que se incorporan a las sociedades de las que ya forman parte. 

Debemos tener en cuenta que en dichas sociedades latinoamericanas se encuentran judíos que conviven armónicamente con árabes a pesar de la división del Cercano Oriente luego de la creación por la Naciones Unidas en 1947 del Estado de Israel en territorio de la Palestina, lo que desplazó a la población de origen árabe.   

La cultura arábigo islámica influyó en Iberomérica, pues la "cultura andalusí", que pasó con españoles y portugueses a América, ya estaba muy permeada del acervo cultural de los países ibéricos.   
  
Hubo severas leyes que prohibían la entrada a América de judíos y musulmanes, pero fiel a la tradición hispana del "se acata pero no se cumple", la efectividad de dichas medidas fue limitada.   

Hubo moriscos que consiguieron trasladarse a las Indias en calidad de esclavos o sirvientes de grandes señores y altos funcionarios.   
  
Por otro lado, los ideólogos de la inmigración, como los argentinos Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi hablaban de una migración "selectiva" en función de los orígenes étnicos.   

Representantes de la ideología liberal y fuertemente influidos por el positivismo francés del siglo XIX ven en el ejemplo anglosajón el modelo a seguir como paradigma de progreso frente a la herencia colonial hispánica sinónimo de atraso.   
  
En su obra Civilización y Barbarie Sarmiento identifica "civilización" con lo occidental, lo europeo personificado sobre todo con los países nórdicos, germánicos y anglosajones, mientras que la barbarie se encarna en las supervivencias feudales de las sociedades hispanoamericanas y sus componentes étnicos-culturales: el criollo, el indio , el gaucho.   
  
Esto incide en la propuesta de la incorporación de sangre europea, blanca. La consigna de Alberdi, de que "gobernar es poblar", se limitaba a los de origen europeo.   

Algunas constituciones, incluyendo la nuestra de 1870, prohibían, por ejemplo, la llegada de inmigrantes del Asia.   
  
La trayectoria de este grupo migratorio árabe en materia comercial ha sido muy parecida en todos los países.   
  
Primero fueron vendedores ambulantes, luego se abocaron al comercio establecido y a partir de importantes negocios en la actividad comercial se dio el tránsito a la industria textil. Actualmente, se hallan plenamente integrados a las sociedades receptoras y ocupan altas dignidades, incluyendo la propia presidencia de la República (Carlos Menem) y ejercen todas las profesiones liberales.   

Por ejemplo en la Argentina, los árabes se mostraron adeptos al peronismo como reacción a la burguesía criolla que los rechazaba. El peronismo les dio opciones a acceder a puestos de poder.   

En Brasil, la comunidad árabe que llega al 15% de la población tiene representantes en los gobiernos estaduales, legislatura federal y en el Poder Judicial.   

Igual cosa ocurre en el Paraguay.   

La religión

El islam tuvo su cuna en la Arabia y su punto de partida fue el Corán, obra de Mahoma.   
  
Fue Mahoma el fundador de la religión musulmana (La Meca 571- Medina, 632).  

Educado por su tío Abu-Talib, Emir de la Meca, se casó con un viuda, llamada Kaliga, y a los 40 años comenzó a predicar el islamismo inspirándose en las tradiciones judaicas y cristianas.  

Convirtió a numerosos discípulos y se granjeó al mismo tiempo adversarios. Tuvo que huir de la Meca en 622, fecha en que se señala el principio de la ERA MUSULMANA.   

Para comprender mejor el texto sagrado fundaron los primeros creyentes la gramática; del Corán salió la jurisprudencia. En el Corán hallaron las instituciones políticas y sociales el punto de apoyo de su desenvolvimiento. Todo el derecho musulmán está fundado esencialmente en la religión: Los códigos tratan a la vez de asuntos civiles y religiosos que se penetran y explican unos a otros.   

El Estado musulmán estaba organizado del modo siguiente: a la cabeza de la jerarquía había un Califa jefe de los creyentes con derecho de vida y muerte sobre sus súbditos, Juez supremo en las cuestiones de dogmas. Y bajo su autoridad estaban los ministros: el primero con título de visir; los omales, para representar al príncipe de los creyentes en las provincias; los generales, encargados de defenderlos contra los infieles; los cadíes para asegurar el buen funcionamiento de la justicia y los imanes encargados de recitar en las mezquitas las cinco oraciones cotidianas. De esta organización política y religiosa de los antiguos estados musulmanes sólo quedan reminiscencias en Marruecos. Después de la muerte de Mahoma acaecida en 632 d.C. se extendió el islamismo por una gran parte de Asia y el norte de África. Los sectarios del profeta tras invadir la Península ibérica en 711 amenazaban conquistar Europa entera. Fue Carlos Martel quien detuvo la marcha victoriosa en la llanura de Poitiers en 732.   

A fines del siglo XV fueron los moros expulsados de España, pero entre tanto se había formado en la Europa Oriental el poderoso imperio de Constantinopla. Desde entonces el islamismo quedó por mucho tiempo estacionado y aunque ha ido perdiendo sus dominios en Europa todavía cuenta con numerosos adeptos en Asia y África.   
  
Transición a hoy

Como señaláramos el islam tuvo su cuna en la Arabia y su punto de partida fue el Corán obra de Mahoma.   

El Corán: (Alcorán) libro en que se contienen las revelaciones que Mahoma supuso recibidas de Dios.   

Habiendo sido Mahoma Mohamed-ben-Abdallah al-Qorayschy) pontífice, legislador y monarca, su ley fue igualmente religiosa, civil y política; y el Alcorán (recitación) es a un mismo tiempo la Biblia, el código y la constitución de los musulmanes como lo habían sido las tablas de Moisés para los judíos.   

Entre los musulmanes, el Alcorán era la única Ley que regía sobre todas las materias y sobre todas las cosas y como el califa reunía en su persona todos los poderes de la sociedad (sacerdotal, militar, legislativo, judicial y ejecutivo se comprende que a la sociedad musulmana no le era necesario código alguno.   

El Alcorán es la compilación de las predicaciones de Mahoma escrita después de cada recitación sobre pieles y huesos de camellos, hojas de palmeras piedras pulimentadas u omóplatos de carnero o bien conservadas de memoria por los principales discípulos.   

El Alcorán ha llegado hasta nosotros conteniendo una revelación religiosa, un código, una legislación y una moral, redactado sin orden de materias ni de fechas, comprendiendo 114 capítulos o ‘suras’.   

Los árabes consideran el Alcorán infalible por ser de origen divino, dándole al mismo tiempo el carácter de obra maestra de la literatura árabe. Su base fundamental está contenida en estas palabras: "No hay más Dios que Dios: un solo Dios y ningún Dios fuera de él.   

Se puede afirmar en líneas generales que la primera inmigración de árabes hacia América Latina estaba compuesta de cristianos y musulmanes que se convirtieron al cristianismo y que adoptaron la vestimenta occidental.   

Sin embargo, últimamente han proliferado en todo el continente americano las mezquitas, algunas de inclinación fundamentalista que profesan una cultura cuasiteocrática y mantienen sus propias escuelas y códigos de vestimenta.   

La escuela formal y la universidad hizo de catalizadora e integradora de los miembros de dicha comunidad con las sociedades receptoras.

Movimiento literario surgido entre los migrantes árabes en América   
  
El texto sobre El Mundo Árabe y América Latina, coordinado por Raymundo Kabchi, Edición UNESCO/Librerías Prodhufi, 1997 señala que:  

La literatura del mahyar tiene cultores que descuellan en las letras latinoamericanas.   

El término mahyar es sustantivo del verbo árabe ‘emigrar, abandonar’ el terruño. Es el lugar donde se radica el emigrante. El lugar de "chida" como a veces se suele clasificar (innovaron la métrica y la temática de la poesía árabe, derribando la estructura arcaica reinante hasta entonces). Fundaron una escuela poética que recuerdan al Siglo de Oro de Bagdad o las de Córdoba o Sevilla o muwashhahat del Al andaluz (poetas y escritores árabes del mahyar.)  

Es un campo desconocido para nosotros y muy bien abordado por el poeta Juan Yáser.  En dicho volumen, bajo el título de El Movimiento Literario Americano Árabe en América Latina. Igualmente, el texto nos ofrece otro capítulo que aborda: La traducción de obras literarias del español y del portugués al árabe y viceversa desde 1950 hasta 1994 con un inventario y comentario de Mohamed Salhi.

Beatriz González de Bosio
fulano@abc.com.py
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