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La juventud, más que una etapa de vida, es una categoría social. No dejamos de ser jóvenes por preocuparnos por el país. Debemos aceptar nuestro rol, ya que no por interesarnos en los aspectos sociales y políticos, dejaremos de tener ganas de salir a farrear los findes o de sumergirnos en las redes sociales.
Es imprescindible que cambiemos esta actitud antipolítica luego de ser bombardeados con noticias que demuestran que la corrupción y el engaño reinan en el Estado y que las esperanzas que dan los candidatos, quedan reducidas a meras promesas electorales. Hay días en que el Paraguay “cae a pedazos” y no es justo que porque los gobernantes no demuestren interés por la ciudadanía, los adolescentes elijan hacerse a un lado y actúen de la misma manera. La juventud debe participar y así existir en la sociedad. Vayamos a votar, marquemos presencia en las manifestaciones, leamos el periódico, sumémonos a un movimiento de personas que piensen igual que nosotros; hagamos del Facebook y el WhatsApp nuestras armas y empecemos a cuestionar.
Por Lía M. Barrios (18 años)