Todo se prestó para vivir una tarde-noche mágica a orillas del río, incluso el tiempo conspiró a favor, porque esperó la finalización del festival para desatarse una tormenta eléctrica, seguida de una suave lluvia sobre la ciudad.
El propiciador e impulsor de este festival que ya lleva dos décadas y se convirtió en un referente de la actividad artística en nuestro país, Prof. Miguel Alfonso, resaltó el apoyo constante del público que hace posible mantener con vigor esta patriada de fomentar el folclore nacional y reconocer la labor de los músicos compatriotas a través de un modesto homenaje que se les brinda desde la Asociación Folklórica “Emiliano R. Fernández”, responsable de organizar el festival.
La apertura de la fiesta estuvo a cargo del grupo local Amalgama, que brindó muestras de calidad y entusiasmo por la labor que desempeñan como cultores de la música paraguaya.
Desfilaron en el escenario artistas locales como Isidro González y su grupo Amistad, Los de Siempre, La Misión, otro grupo integrado por excelentes músicos encarnacenos; y también artistas de larga trayectoria como el arpista Marcelo Ojeda y el dúo López Silva, Los Basaldúa y su Grupo Cantares.
El Festival Nacional del Paraná lleva dos décadas en la difusión de la música y la danza típicas de nuestro país, y la promoción de nuevos valores juveniles cultores del arte popular paraguayo.
Esta promoción se realiza a través de una serie de prefestivales que se realizan en diferentes ciudades del departamento de Itapúa, del que participan niños y jóvenes que se inician en el arte. Los clasificados ganan el derecho de participar en el gran festival final, y son promocionados por los medios de comunicación.
Este año, el festival rindió homenaje al músico encarnaceno Juan Carlos Soria, autor del himno de la ciudad, “Itapúa poty”.
Soria tuvo una dilatada carrera que lo llevó por varios escenarios del mundo. Nacido en la colonia Independencia, distrito de Encarnación, su nombre real era Tranquilino Soria, pero adoptó el nombre artístico de Juan Carlos Soria.
Fue combatiente de la Guerra del Chaco, y luego, en 1937 se radicó en la ciudad de Buenos Aires (Argentina), donde contactó con importantes músicos paraguayos como Félix Pérez Cardozo, Samuel Aguayo, Herminio Giménez, Mauricio Cardozo Ocampo, entre otros.
A lo largo de su carrera se desempeñó como director de orquestas, bandoneonista, guitarrista y compositor. Falleció en 1984, a los 66 años, en un accidente rutero.