Leopoldo Lugones nos exhibe su enorme talento como cuentista.
A Leopoldo Lugones (1874 – 1938) Jorge Luis Borges lo ha calificado como “un escritor imprescindible” en la literatura argentina. Fue tan importante que en conmemoración de la fecha de su nacimiento, se estableció el 13 de junio como el Día del Escritor en la Argentina.
Lugones fue el hombre que consolidó el modernismo literario en su país y desarrolló una notable cultura que lo llevó a transitar por diferentes disciplinas, incluyendo las ciencias ocultas, que tanto le interesaron y de cuyos conocimientos se valió en varias de sus obras.
Bajo el título de “La estatua de sal” este libro contiene doce cuentos que exponen la variedad temática que exhibe Lugones y la erudición que impone en el desarrollo de cada uno de sus temas.
El cuento que da título a este volumen tiene reminiscencias bíblicas y se constituyó en el momento de su publicación en un nuevo enfoque sobre lo que le ocurrió a la esposa de Lot cuando escapaba con su familia de la destrucción de la ciudad de Sodoma, castigada por Dios debido a sus pecados colectivos.
El segundo cuento de este libro de Lugones, titulado “Abuela Julieta”, es realmente brillante y conmovedor: es una extraña y bella historia de amor entre una tía y su sobrino, ambos poseedores de una gran cultura universal y ya en plena ancianidad. El relato, llevado magistralmente, es plena en enigmas shakespearianos.
El siguiente cuento de este volumen, “El descubrimiento de la circunferencia”, es la historia de un loco llamado Clinio Malabar que está poseído por una obsesión: las circunferencias que para él eran signos de vida, y de cuya existencia dependía él mismo. Una creación literaria de Lugones que nos pone una vez más ante el fenómeno que llamamos locura frente a su cara “opuesta”, la que denominamos cordura, sin que nos sintamos plenamente seguros respecto a cuál de estos aspectos constituye en verdad lo “normal”. Le sigue el cuento “El espíritu nuevo”, un cortísimo pero fornido relato del amor de María Magdalena a Jesús.
“El hombre muerto” es un cuento en tono fantástico, que ronda el terror gótico. “Francesca” es un relato basado en el amor “prohibido” de Francesca de Rímini y Paolo Malatesta, que había sido inmortalizado en la literatura por Dante Alighieri en la Divina Comedia, y en la escultura El beso, de Auguste Rodin; como así también en una fantasía orquestal de Tchaikovsky y en varias óperas. En este cuento, Lugones exhibe su enorme erudición y su cultura, y un bien sólido conocimiento del carácter de la Edad Media.
“La dicha de vivir” constituye una originalísima pieza bien corta, con un final contundente. Está inspirado en un pasaje bíblico: la resurrección del joven hijo de una viuda de la ciudad de Naim. Vienen luego “La lluvia de fuego” y “Los caballos de Abdera”. Posteriormente aparecen otros cuentos: “Un fenómeno inexplicable”, de corte fantástico; “Yzur”, la experiencia de enseñar a hablar a un chimpancé y todo lo que eso significó en la relación entre el narrador y el mono. Finaliza el libro con el relato llamado “El escuerzo”, que alude al temor supersticioso que significan los sapos.