Las series de televisión sirias protagonizan tímido despertar tras el golpe de la guerra

Hanna al SalehDamasco, 25 may (EFE).- La producción de series de televisión sirias, otrora un referente regional, ha comenzado a despegar de nuevo tras el varapalo sufrido a causa de la guerra iniciada hace trece años en el país, que golpeó a este sector con la misma fuerza que a muchos otros.

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El conflicto armado derivó en una fuga de talentos, con la emigración de muchos actores, directores, guionistas o técnicos, y la inversión en este tipo de trabajos se convirtió en una apuesta arriesgada en la que la mayoría de canales del país decidieron no jugarse más su dinero.

Una de las pocas excepciones en la caída generalizada del sector fue 'Bab al Hara', un drama contextualizado en la época de la ocupación francesa el siglo pasado que tuvo éxito en la región durante catorce temporadas seguidas, comenzando antes de la guerra y siguiendo en auge durante la misma.

Sin embargo, en ese periodo la tendencia prevalente fue doblar telenovelas turcas al árabe levantino hablado en Siria o producir adaptaciones locales, al tiempo que se popularizaron los trabajos árabes con algún tipo de foco en el conflictivo país.

Al público no le gustaron demasiado estas nuevas alternativas, al considerar que no reflejaban las realidades ni tradiciones de la sociedad siria y que a menudo caían en la repetición de estereotipos superficiales.

Abriéndose camino

Vaticinando un tímido despertar de la industria local, Siria ha producido recientemente algunas series con bastante éxito regional, como 'Cierra los ojos', 'Al Arabji' o 'Taj', así como una que parece haber dado especialmente en el clavo, 'Los hijos de Badia'.

'Los hijos de Badia', estrenada este año, cuenta las andanzas de cuatro hermanos en un fiel reflejo de la vida actual en Damasco y estuvo entre las cinco series más vistas en la destacada plataforma de visualización de contenido árabe 'Shahid'.

La directora del éxito regional, Rasha Sharbatji, explica a EFE que en la actualidad hay capital para la producción de obras sirias, pero reconoce que las sanciones internacionales contra Siria suponen un obstáculo, al igual que la forma en que las series serán publicitadas.

"Ahora el asunto de la publicidad se ha roto un poco debido a las relaciones sirias que han comenzado en silencio con el golfo, que es el mercado número uno y más grande. Y esto es lo que nos hace ser optimistas", sentenció la cineasta siria, nacida en Egipto.

El Gobierno sirio regresó el pasado año a la Liga Árabe tras haber sido suspendida al inicio de la guerra en 2011 y también retomó relaciones con Arabia Saudí, entre otros que pasaron a engordar la lista de países de nuevo amigables comenzada hace un par de años con Emiratos Árabes Unidos (EAU).

"De verdad quieren adaptar los trabajos, se hicieron una serie de trabajos de producción y los cogieron todos en 'Shahid'. Cuatro o cinco trabajos fueron cogidos para (colgar en) 'Shahid'", agregó la directora.

Censura y fuga de talentos

Sin embargo, Sharbatji reconoce que todavía hay "obstáculos", principalmente "una crisis de los guiones y una crisis de los censores".

Las obras sirias han incluido en sus tramas temas peliagudos como la corrupción o los embarazos fuera del matrimonio, pero algunos productores y directores creen que la censura sigue estando muy presente, a menudo por parte de personas implicadas en el proceso que temen por sus propios intereses.

Aunque el jefe del Sindicato de Artistas Sirios, Mohsen Ghazi, defiende todo lo contrario y destaca la necesidad de mantener ciertos estándares durante la producción.

Ghazi, que también es actor, argumenta en declaraciones a EFE que el sector fue capaz de mantenerse como un referente regional pese al conflicto armado.

"Los años de la guerra no afectaron mucho al panorama de las series (...) Y si estuvo afectado, estuvo afectado por la emigración de actores sirios y la emigración de algunos directores para unirse a trabajos árabes u otros, pero siguió disfrutando de la brillantez adecuada", zanjó.

Muchos de estos artistas se fueron al Líbano, Egipto, Turquía o EAU, donde algunos críticos creen que se han visto obligados a depender de los festivales y plataformas árabes, alejándoles del sector sirio y quitándoles independencia profesional.

Otra crítica que se ha hecho a algunas de las series sirias producidas en el último año es la proliferación de escenas violentas explícitas, que algunos consideran perpetua la violencia que sufre el país en el marco del conflicto armado, todavía en marcha.

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