Mar Pérez (trompeta) y Ale Leju (viola) son miembros de la Orquesta Sinfónica del Congreso Nacional, y presentarán por primera vez sus composiciones originales. De invitado estará el pianista Miguel Ángel Santacruz, y complementarán la experiencia con poesía y performance Fachu Aguilar, Romina Aquino y Paula Díaz.
“Música hecha por nosotros y para nosotros” es como definen los músicos a este concierto. “Música cuya forma sea solo una excusa para permitirse sensaciones/sentimientos/pensamientos; un paisaje secreto en el jardín trasero de una casa abandonada. Música que sueña con ser algo más que un despertar en el insomnio de no sentir la pertenencia”.
“Componer sin ambicionar las salas de conciertos o las acumulaciones de gente, tomando lo aprendido en un camino largo y lleno de bifurcaciones; pequeñas e ínfimas fracciones de tiempo esculpido en sonidos que pretenden salvar un pasado y darle sentido a un futuro que no llegará”.
“Música en contra del plástico que nos ahoga; que llora la desaparición de las abejas. Obsesiones puestas en piezas escritas en clave de absurdo que nos redimen de nosotros mismos cuando nos auto empujamos al agua profunda de un charco cualquiera de un cráter asunceno”.
“Música que nos adoptó, quizás hasta nos niega la posibilidad de tomar el agua con las manos obligándonos a convertirla en hielo. Música que habla de los colores del amor, de personajes pictóricos, seres alados escamosos, escenas trasnochadas en una ciudad desmemoriada. Una bocanada de arcoíris; flujo rebelde, movimiento en los dedos. Música incógnita de la vida”, reflexionan.
“Hace un tiempo, tanto Mar como yo venimos dando especial cabida en nuestra búsqueda musical al piano como instrumento armónico que llena el vacío que deja el ejecutar solamente un instrumento melódico, en nuestros respectivos casos son la trompeta y la viola”, dice Ale Leju.
“A partir de ese buscar casi a ciegas con los dedos en lo desconocido, en una inmensidad de posibilidades sonoras reducidas a un teclado, viene a aportarnos especialmente nuestra sinceridad con nuestros gustos y estilos una luz especial que nos salva del silencio indeseado cuando se quiere poner una idea en forma de lenguaje no verbal como lo serían los sonidos encadenados de estas piezas, y no porque no nos guste el silencio, sino porque esa voz interior no se calla y pide ser sublimada”.
“Experimentando con la inutilidad de componer cuando ya podría estar todo escrito o dicho, tuvimos la especial suerte de que algunas de estas obras fueron albergadas por obras de teatro, en menor medida por formatos audiovisuales, coreografías, otras encontraron noblemente su lugar en tertulias poéticas y grabaciones de alguna amistad entusiasmada con el material”, señala.
“Hoy prentendemos juntarlas y regalárselas a las personas que nos escuchan, nos rodean, contienen, ayudan a ser mejores y como parte de otro ejercicio que es publicar lo que se realiza y sin el compromiso de una devolución; es un gesto caluroso puesto en la mano, intentar mirarnos a los ojos, romper lo impersonal de los ritos a los que estamos expuestos en lo virtual o en los formatos más rígidos, esos planos formales de una música incómodamente llamada erudita, un saludo musical que celebra la vida en toda su diversidad”.