El programa incluyó obras que abarcan desde el Romanticismo hasta el Impresionismo francés y se incluyó por primera vez una pieza de la compositora Lili Boulanger, "D'un matin de printemps" ("De una mañana de primavera"), que la Filarmónica dedicó a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
La mezzosoprano Elina Garanca, abrió la velada con tres arias de "Carmen" de Georges Bizet, "Sapho" de Charles Gounod y "Samson et Dalila" de Camille Saint-Saëns, convirtiéndose en la quinta mujer solista que ha actuado en este recital en casi 20 años.
La Filarmónica incluyó también en su programa al compositor Héctor Berlioz con su obertura "Le Corsaire" ("El corsario"), en una velada de indudable sabor francés.
El concierto lo cerró la Compañía Juvenil del Ballet Estatal de Viena, dirigida por Eno Peçi, que bailó detrás del escenario proyectando sus siluetas como "criaturas sombrías" en la fachada del palacio al son del célebre Bolero de Ravel.
Entre los asistentes estuvo Volker Türk, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. En varias ocasiones los filarmónicos recordaron la importancia de los Declaración Universal de los Derechos Humanos justo cuando en diciembre se celebran 75 años de su adopción.
Después de una fuerte tormenta que amenazaba con cancelar el recital, el tiempo pareció escuchar la "mañana de primavera" de Boulanger y la lluvia arreció poco antes de que la anhelada velada diese comienzo.
La Filarmónica de Viena retoma, tocando en Schönbrunn desde casi dos décadas, una antigua tradición que iniciaron grandes músicos, como Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart, y sitúa el Concierto de Noche de Verano, retransmitido por televisión en más de 80 países, como el segundo de música clásica más visto en todo el mundo después del Concierto de Año Nuevo.