Mitakuña Rock Camp: generando riffs de consciencia

Todos tienen derecho a soñar ser lo que quieran ser. Con esa premisa como estandarte, desde hace muchos años un gran grupo de personas viene trabajando por ofrecer a las infancias un espacio seguro para dejar volar su creatividad, más aún si sueñan con tener su banda de rock. Así nace el Mitakuña Rock Camp, que busca ser un sitio de aprendizaje no solo en lo musical sino en lo social. Todavía quedan lugares para inscribirse.

Toda una semana de aprendizaje enfocada en que las infancias puedan jugar, divertirse pero sobre todo aprender a través de la música.
Toda una semana de aprendizaje enfocada en que las infancias puedan jugar, divertirse pero sobre todo aprender a través de la música.gentileza

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Hacia el año 2004 un grupo de chicas se empezó a reunir de la única forma que podía en cuanto a lo virtual. El famoso Messenger o redes como MySpace eran los vínculos tecnológicos que unían sus deseos, pensamientos, debates e inquietudes. Querían encontrar música hecha por mujeres y disidencias y se tenían entre ellas para buscar, encontrar y mostrarse. Era como un refugio en la internet, fuera de todas esas voces que les decían: “esas cosas no son para vos”, según rememoró Mónika Echeverría, una de las fundadoras de todo este movimiento.

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Pero no había nada que pueda atajar los cuestionamientos, la curiosidad y las ganas de sentirse representadas. “Creé el foro de msn de “Radio Girls Paraguay” para juntar a las chicas. Una busca esa amistad, con quién compartir cosas iguales, cranear, organizar. En ese grupo fuimos conociéndonos con gente con los mismos pensamientos, con el mismo debate. Empezamos a compartir bandas, eso te ilusionaba. Siempre nuestra filosofía fue el punk, el “hazlo tú mismo”, y todo lo que conlleva el punk con el feminismo”, explicó Echeverría.

En esas reuniones empezaban a soñar con el Kuña Fest, “el primer festival para visibilizar la presencia femenina y a la actualidad ya van ocho ediciones”. Pero a ellas nada las ataja y la inquietud crece, por lo que sentían la necesidad de expandir sus ideas e instalar lugares de formación. Entre viajes, muchas veces movidos por la pasión de ver conciertos, conocieron a otros grupos como Chicas Amplificadas o a las organizadoras del Sorocaba Girls Rock Camp. Luego de asistir como voluntarias, entienden que puede ser posible, con esa misma fuerza, un evento parecido. “Así nace el Mitakuña Rock Camp”, señaló Mónika con una gran sonrisa de satisfacción.

¿De qué se trata el evento?

“Mitakuña Rock Camp es un proyecto de música sin fines de lucro, dirigido a chicas y chiques de entre 7 y 17 años, donde aprenden a tocar instrumentos y forman su propia banda. Es un espacio en el que fomentamos el empoderamiento en un ambiente de amistad, confianza, creatividad y diversión. Utilizamos a la música como herramienta de transformación social”, explica su organización.

Además, este evento forma parte de la alianza internacional de campamentos llamada “Girls Rock Camp Alliance”, que reúne organizaciones con proyectos de similar formato en todo el mundo. En esta ocasión la colonia durará una semana, del 29 de enero al 3 de febrero, donde habrá talleres y experimentación musical. La sede será el Instituto Cultural Paraguayo Alemán (Juan de Salazar 310 c/ Av. Artigas).

Será toda una semana de ensayo con instrumentos como el bajo, la guitarra eléctrica, la batería, el teclado y la voz. “Se forman bandas y nos divertimos con los talleres de performance, composición de letras, tambores, fanzine, historia de mujeres y disidencias en la música, estampado y videoclip. Como cierre de la semana, hacemos el show de las bandas, que crearon sus propias letras y música”, indicaron.

Las inscripciones se realizan en el enlace alojado en la cuenta @mitakuna.rc de Instagram, donde proveerán el costo de inscripción que ya incluye todos los materiales, alimentos, remeras, etc.

Del pensamiento a la acción

Junto con Mónika Echeverría llegaron también Verónica Bernal y Flori Rodríguez, de la organización. Juntas explicaron los motivos por los cuales este gran evento es necesario. Para Vero, todo viene con un trasfondo mucho más grande que el solo hecho de que las infancias aprendan a tocar instrumentos. Dio el ejemplo de cómo incluso asistiendo a conciertos, como mujer “no podías poguear en paz”.

“Muchos años después, hoy entendemos que son cuestiones transformadoras de vida, no es que estás nomás en un concierto, son oportunidades a las que los varones cis pueden acceder de forma mucho más fácil pero también nos molestaba que queríamos estar en el pogo. Algo nos pasaba emocional, mental y psicológicamente, era una rabia porque si entraba o me pateaban o me tocaban, era súper violento y éramos adolescentes. O por más que estaban nuestros amigos, siempre nos íbamos a los ensayos de sus bandas pero nosotras no teníamos eso, nunca las chicas eran protagonistas. Era muy fuerte, creo que por eso nos juntamos para ir a los conciertos, estar en grupo, sabíamos antes de empezar a entender el feminismo que necesitábamos estar juntas para poder enfrentar todo esto”, señaló.

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Toda esta cuestión social que envuelve al Mitakuña Rock Camp, que es parte de un todo más grande, es también un proceso largo, según Flori. “Te juntás por una cuestión genuina hasta que te empiezas a cuestionar un montón de cosas, de por qué nos pasa esto, por qué nosotras no y ellos sí. Nosotras no tuvimos estos espacios que estamos tratando de generar para las infancias hoy en día, entonces queremos poner un escaloncito para que el proceso se acorte pero tenga contenido”, aseguró.

Asimismo, reafirmó que buscan “promover espacios seguros para estas infancias que específicamente son siempre niñes y hacemos mucho énfasis en la cuestión de género, obviamente, porque se trata también de batallarle al espacio seguro para aprender sin miedo a equivocarse, sin usar esa metodología de alguien que te dice “no, así no es, vos acá sentada nomás”. Es un discurso que va acompañado, es decir eso a les chiques, entendiendo que hoy en día no hay una igualdad de accesos a los espacios, así que aprovechemos estos momentos y vamos a meterle”.

La sorpresa y la felicidad

Si bien esta es la primera colonia que durará una semana, este grupo viene ofreciendo diferentes eventos de compartir y formación, como talleres de experimentación con instrumentos, taller de introducción al sonido, cómo armar una banda, experimentación musical, conciertos, debates, ferias, y dos ediciones de “Mitakuña Rockcito”.

Las chicas no dimensionaban y quizás hasta ahora no dimensionan lo que generan, pero expresaron que cuando empezó a llegar gente desde otras latitudes del país fue toda una sorpresa y emoción, por el esfuerzo que realizan las familias para acompañar a las infancias.

“Así como la música es nuestra herramienta para poder hablar de un montón de cosas, a mí me emociona ver cómo las familias que son nuevas en el ambiente o recién nos conocen o ven a las chicas con tatuajes o el pelo de colores, terminan diciendo: “ah mirá, había sido la feminista es re purete, re buena onda, porque no les presionamos a las infancias e intentamos no ser tan adultocentristas, además es un espacio donde nos permitimos equivocarnos”, explicó Vero.

Entre eso, de las cosas más gratificantes está la de terminar siendo enseñada por los pequeños. Por eso, es importante entender que “al fin y al cabo somos personas adultas, debemos sacarnos de la posición del adultocentrismo y entender que las protagonistas son las niñas y niñes”, reconoció Flori.

De las cosas más sorprendentes, tan solo por citar una, afirmó que es entrar al mundo de las infancias a través de las letras que crean, algo que también es parte de la colonia. “Las niñas y niñes, además de aprender el instrumento, tienen taller de composición, porque ellas hacen sus letras, y son alucinantes las letras que salen porque ponen sobre la mesa sus problemáticas y sus sueños”, expresó también.

Aprendizajes constantes

Para ellas y todo el voluntariado esta experiencia es un aprendizaje constante, ya que disfrutan de todo lo que conlleva el proceso, como crear redes de contactos como también de contención. Vero resaltó que para esta edición vienen voluntarias de Argentina, Chile y Uruguay. “Vienen a donar su tiempo, energía, compartir saberes. Algunas madres de las infancias también son voluntarias”, dijo Vero con mucha felicidad.

En tanto, Flori resaltó al gran equipo de voluntariado que trabaja en conjunto. “Cuando empezamos en 2019 fue con talleres de formato de un día para adultas, para empezar a dar a conocer el proyecto, pero esas personas que participaron son nuestras voluntarias ahora. Hoy en día contamos con un equipo alucinante que banca el proyecto, se empoderaron y eso es súper importante, que todo el trabajo que hacemos desde el equipo de coordinación como el resto de personas que se adhieren es totalmente voluntario porque creemos en lo que estamos haciendo”, resaltó.

En ese sentido, los aprendizajes pasan para ellas en todos los niveles, no solo en lo organizativo sino en lo social en cuanto a convivencia. “A nivel humano nos enseña muchísimas cosas porque las habilidades sociales hay que poner en práctica todo el tiempo, en ese sentido yo rescato mucho eso, desde lo colectivo cómo te fortalece como persona y te da herramientas para seguir generando un montón de cosas”.

Vero añadió que todo el tiempo se sienten desafiadas, “porque también nosotros queremos que familias que no pueden costear un instituto de música o cualquier cuestión cultural se acerquen para ver cómo se hace ese entrelazado. Toda esta práctica de hacer una colonia es como la vida misma”, aseguró.

En tanto avanzan los años, ellas intentan tomar perspectiva de todo lo que acontece, por lo que Mónika se atreve a esbozar una reflexión sobre cómo en Asunción sí está cambiando un poco la mentalidad, pero a la vez está todo muy centralizado, por lo que expandirse es esencial. También mencionó la importancia de que todo lo que hacen quede registrado porque están siendo parte y haciendo historia. Recordó que en el conservatorio, donde estudia, en los libros pasan figuras como Barrios o Flores, por lo que el cuestionamiento de nuevo parte desde una misma. “Es increíble la información que hay pero hay que indagar”, dijo sobre crear la propia historia de las mujeres y disidencias.

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“Yo creo que sí, algo está cambiando, igual siempre pensamos que siempre va a faltar, pero así como es tan tétrico nuestro panorama en el país y el mundo, eso mismo que es tan tétrico no nos puede hacer bajar los brazos, eso es el contraste de que hay que seguir haciendo, activando, organizándose en comunidad, en lo colectivo. Yo no creo que algo se pueda lograr individualmente y creo que una de las cosas que está cambiando es esto de hacer redes, encontrarnos con todas las mujeres que están tratando de hacer algo, porque sabemos que desde la individualidad no lo vamos a lograr, más en un país como este donde el estado luego te dice “esto no”. La única manera es si empezamos a unir fuerzas, porque separadas no va a funcionar, nunca funcionó. Hay que entender que necesitamos hacer juntas las cosas para cambiar”, dijo a su vez Vero.

Finalmente, Flori sumó que tienen “esperanza” en el panorama. “Sí, es cierto que además de esa gran estructura patriarcal que siempre es difícil de hacer tambalear también hay otras cuestiones a nivel estatal que hacen mucho daño a proyectos como este. Pero como dijimos, que lleguen familias de ámbitos diferentes nos muestra que hay algo, o las familias están escuchando más a los adolescentes o hay algo que está empezando a entrar. Somos conscientes de toda la estructura estatal paraguaya, pero ahí estamos, haciendo riffs”, cerró.

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