Por resolución N° 1957/2022, el gobernador de Alto Paraná Roberto González Vaesken (ANR, cartista) otorgó a tres empresas la segunda licitación por un monto de G. 3.792.318.656 para la provisión de la merienda escolar en lo que resta de este año y para el año lectivo 2023.
La empresa Vega SA, representada por Néstor Vega López, proveerá leche por la suma de G. 2.342.415.040. Cada ración (de 200 ml) costará G. 1.370.
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Mientras que la firma unipersonal María Fátima Sartorio Vanni entregará galletitas por un valor de G. 595.984.640. Entre G. 800 y G. 840 es el precio por ración.
En tanto, la firma Marco Manuel Rodríguez Ortiz se encargará de distribuir bananas por el monto de G. 854.896.000; cada banana costará G. 874.
Los alimentos serán distribuidos de forma complementaria en 591 instituciones educativas de Alto Paraná, donde están matriculados 122.128 alumnos.
Licitación empantanada
Con cuatro meses de retraso, el gobernador González Vaesken -quien es precandidato a senador- había adjudicado una primera licitación de la merienda escolar a las empresas Vegas SA, Fidesa SA (representada por Justo Lezcano) y Rosa Mabel Capli por un valor global de G. 54.896.536.000, para el período escolar 2022-2023.
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La Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP) anuló la adjudicación de los alimentos sólidos por supuestas irregularidades y ordenó una nueva evaluación de las ofertas, en medio de críticas por los altos costos de la compra.
Solo quedó firme el contrato para la provisión de leche con la empresa Vega SA por un monto de G. 32.144.089.600; con un costo de G. 1.400 cada ración de 200 ml.
Esta cotizada licitación tuvo varios contratiempos. Durante la etapa de convocatoria el proceso fue suspendido por la DNCP, a raíz de que el pliego de bases y condiciones limitaba la participación de los oferentes, hasta que fue corregido el plan licitatorio.
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El excesivo retraso en la provisión de la merienda provocó manifestaciones de alumnos, docentes, directivos y padres de familia en las escuelas. Así también algunos directivos se ingeniaron para alimentar con tortilla a los estudiantes para suplir la deficiencia del gobierno departamental.
En su momento, el gobernador González Vaesken culpó a la burocracia estatal por el atraso en la distribución de los alimentos.