“Básicamente es el déficit de hidratación y lubricación de las membranas que recubren los ojos, que ocurren por afectación de las glándulas que producen las lágrimas. Esta sequedad puede generar a la larga consecuencias mayores en las capas del ojo afectado”, refiere el reconocido reumatólogo Dr. Gabriel Elizaur.
El profesional aclara que, debido al frío, al viento y al uso excesivo de calefacción en los ambientes cerrados, es normal el incremento de la sequedad y la rápida evaporación de la película lagrimal que mantiene la humectación de los ojos.
“En el caso de la artritis reumatoide, enfermedad autoinmune, sistémica, se pueden presentar afectaciones articulares y extraarticulares. Dentro de estas últimas se encuentran las ya mencionadas afectaciones oculares, que suelen aparecer cuando la enfermedad no está controlada”, destaca el doctor.
Es común ver la afección en 2 a 3 pacientes de cada 10 casos de artritis reumatoide. Por lo general tiene un mayor grado de incidencia en mujeres que en varones. “La afectación más frecuente de todas es la llamada queratoconjuntivitis seca”, agrega Elizaur.
Sobre este punto, el reumatólogo remarca la importancia de ser constantes con el tratamiento, y recurrir inclusive a alternativas como la teleconsulta, pero no abandonarlo.
¿Cuándo acudir al médico?
Como vimos, en el invierno estamos más expuestos a factores que pueden ocasionar el síndrome de ojo seco en personas que no lo padecían y agravarlo en el caso de los pacientes que ya tenían este problema. Por ello es importante acudir a un especialista si se presentan síntomas como picor, sensación de arenilla, enrojecimiento de los ojos y, en menor medida, dolor y disminución de agudeza visual.
Entre las indicaciones de tratamiento, Elizaur incluye la disminución a la exposición de pantallas de TV y celulares, reducir el uso de calefacción, estufa o chimenea, utilizar lágrimas artificiales y antiinflamatorios tópicos oculares. En casos más severos se requieren tratamientos inmunosupresores por vía oral.