Durante el embarazo y el puerperio es importante una buena alimentación

La alimentación durante el embarazo es un factor fundamental para la salud de la madre y su bebé, que debe ser atendido con especial cuidado, y si fuera necesario, por un profesional capacitado en el área.

La alimentación durante el embarazo es un factor fundamental para la salud de la madre y su bebé.
La alimentación durante el embarazo es un factor fundamental para la salud de la madre y su bebé.gentileza

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En estas etapas, según el Ministerio de Salud Pública y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la alimentación saludable es primordial para la salud de la madre y del bebé.

“Se deben evitar los alimentos que carezcan de valor nutricional como bebidas gaseosas, caramelos, hamburguesas, papa frita, empanadas y otras”, advierten.

Recalcan que la evaluación nutricional será determinante para saber si tiene el peso adecuado, un déficit o un exceso, y de esta manera orientar su alimentación a fin de llegar a las condiciones recomendables.

Así debe ser la alimentación durante el embarazo:

  • Comer todos los días frutas y verduras de estación de diferentes colores.
  • Tomar como mínimo seis a ocho vasos de agua potable por día.
  • Aumentar la cantidad de leche, yogurt y queso, por lo menos una taza más por día que antes, durante el embarazo y durante el tiempo que el bebé mame.
  • Incrementar el consumo de carnes, legumbres (poroto, lenteja, arveja) y huevos. Consumir pescados todas las veces que pueda.
  • Incluir a los cereales, tubérculos y derivados, como base de la alimentación: arroz, fideo, harina de maíz, mandioca, papa, batata.
  • Evitar las frituras, los alimentos muy condimentados y los productos envasados.
  • Disminuir el consumo de golosinas, gaseosas y bebidas azucaradas.
  • Moderar la cantidad de sal en las comidas.

Es importante no consumir comida rápida como panchos, hamburguesas, papas fritas o empanadas, así como bebidas gaseosas y caramelos; no tienen valor nutritivo.

Por el contrario, favorecen a la obesidad, elevan el colesterol malo (LDL), disminuyen el colesterol bueno (HDL), elevan los triglicéridos y la glucemia (azúcar en la sangre).

Además, son alimentos bajos en fibras y con elevada cantidad de sodio, lo que predispone a la hipertensión arterial (presión alta) y al desarrollo de aterosclerosis, favoreciendo infartos y derrames (ACV).

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