Eduardo Bolsonaro preside actualmente la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados y para que pueda asumir como embajador, además de contar con el beneplácito del Gobierno estadounidense, tendría que renunciar a su cargo y tener el aval del Senado
El envío de la consulta formal a los Estados Unidos fue confirmado este viernes por el canciller Ernesto Araújo, quien se mostró confiado en que el Gobierno de Donald Trump dará el visto bueno al hijo de Bolsonaro.
“Se pidió el beneplácito y de acuerdo con la práctica diplomática esperamos la respuesta americana, pero estoy muy seguro de que será otorgado por el Gobierno estadounidense y Eduardo Bolsonaro será un gran embajador”, afirmó Araújo, tras un encuentro de los cancilleres de los países miembros del foro BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) , que tuvo lugar en Río de Janeiro.
Con el envío de la consulta formal al país norteamericano se concreta la intención de que Eduardo Bolsonaro sea embajador de Brasil ante los Estados Unidos, anunciada como una posibilidad días atrás por el líder conservador, y que ha causado conmoción en el país sudamericano por considerarlo un acto de nepotismo.
Bolsonaro, profeso admirador de Trump, a quien considera un modelo a seguir, ha negado reiteradamente en varias oportunidades que la designación de su hijo sea un acto de nepotismo.
El ultraderechista, de 64 años, considera que su hijo, quien fue elegido diputado federal por Río de Janeiro con la más alta votación, tiene las aptitudes para representar al gigante sudamericano y, además de hablar inglés y español, tiene una buena relación con los hijos del mandatario de Estados Unidos.
De acuerdo con la Corte Suprema de Brasil, el nombramiento de un cónyuge o pariente hasta el tercer grado de consanguinidad para ejercicio de un cargo en comisión o de confianza en cualquiera de los poderes del Estado violaría la Constitución Federal.
No opina igual la Contraloría General del Estado, que considera que la prohibición solo se refiere al nombramiento en cargos administrativos y no políticos.
Brasil no cuenta con representante en la capital estadounidense desde hace algunos meses, cuando el diplomático Sergio Amaral fue transferido de Washington a una oficina de la cancillería brasileña en Sao Paulo.