PARÍS (AFP). Los combates que estallaron el domingo entre armenios (cristianos, apoyados por Rusia) y azerbaiyanos (musulmanes, apoyados por Turquía) por el territorio de Nagorno Karabaj continuaban ayer, con bombardeos azerbaiyanos sobre la principal ciudad de esa región separatista.
Muchas potencias, como Rusia, Turquía o Irán, tienen intereses ene esta zona del sur del Cáucaso.
En pleno Cáucaso, el conflicto entre estas dos ex repúblicas soviéticas ubicadas entre el mar Caspio y el mar Negro, difícilmente puede resolverse sin la intervención de Moscú.
Francia acusó a Turquía de envenenar la situación enviando “yihadistas” de Siria a combatir junto a los azerbaiyanos.
“Trescientos combatientes salieron de Siria para llegar a Bakú pasando por Gaziantep (Turquía). Son conocidos, han sido rastreados, identificados, vienen de grupos yihadistas que operan en la región de Alepo”, declaró a la prensa durante la cumbre de la UE en Bruselas.
“Se están preparando otros contingentes, más o menos del mismo tamaño (...) Se ha traspasado una línea roja (...) es inaceptable”, advirtió.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, reiteró ayer el pleno apoyo de su país a Azerbaiyán y advirtió que la lucha “continuará hasta la liberación” de Nagorno Karabaj, el enclave separatista de población armenia en Azerbaiyán.
“Estamos con todas nuestras capacidades y de todo corazón junto a Azerbaiyán y lo seguiremos estando”, agregó Erdogan en un discurso transmitido en directo por la cadena turca NTV.
El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Mike Pompeo, pidió ayer a “terceras partes” mantenerse al margen del conflicto en Nagorno Karabaj.
En el caso de la “internacionalización” de un conflicto, con “terceras partes que aporten municiones, sistemas de armas, incluso solo asesores y aliados, se aumenta la complejidad, se incrementa el riesgo de perder vidas” , agregó.
Nagorno Karabaj es una región azerbaiyana poblada mayoritariamente por armenios que proclamó su independencia en 1991, provocando una guerra que causó 30.000 muertos.
Armas soviéticas
Los beligerantes tienen un punto en común, como destaca el Instituto internacional de Estudios estratégicos (IISS): ambos heredaron su material, su doctrina y sus conocimientos de la era soviética.
Según los expertos consultados, Armenia es superior en el ámbito aéreo, y Azerbaiyán tiene ventaja en tierra.
Según Pierre Razoux, director de la Fundación Mediterráneo de Estudios Estratégicos (FMES), Armenia tiene una fuerza de 50.000 hombres y mujeres, con un potencial de movilización de 500.000 soldados, además de 20.000 soldados y un centenar de tanques en Nagorno Karabaj.
A ello se añaden 180 tanques y otros 200 blindados, 35 aviones de combate y “misiles balísticos que pueden alcanzar instalaciones petroleras azerbaiyanas”. Y, sobre todo, la base militar rusa en Gyumri, con 3.300 soldados, 240 blindados, así como misiles balísticos S300 y S400.
Enfrente, según el experto, Azerbaiyán tiene 90.000 hombres, 20.000 paramilitares y 300.000 reservistas. “El material terrestre es mucho más importante con cinco divisiones, 600 tanques, un centenar de ellos los modernizados T90, lo mejor de la panoplia militar rusa”, asegura. Hay que añadir los misiles tierra-aire S300.
“La situación es diplomática y estratégicamente incierta, con Estados Unidos al margen, lo que deja un espacio libre para ser llenado por Rusia y Turquía” estima Matthew Bryza, exembajador estadounidense en Azerbaiyán.