Una nueva brecha por encima del 100% entre el tipo de cambio oficial y los paralelos, entre ellos el que se vende en el mercado negro, promueve conductas defensivas y de corto plazo de los empresarios y ahorristas argentinos e incluso del Gobierno, esperando una nueva devaluación de la moneda.
Surgen dificultades para poner precios y algunas empresas prefieren no vender y retener el stock. Además, faltan insumos para producir.
“Lo que está ocurriendo es que no hay previsión sobre cuándo podría haber más presión cambiaria, un fogonazo inflacionario”, explica Marcelo Elizondo, director de la Cámara Argentina de Comercio.
Argentina se consolida como una economía muy cerrada, porque es uno de los cinco países con menor ratio de importaciones respecto del producto interior bruto del mundo, agrega Elizondo.