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BRASILIA (EFE). El presidente Jair Bolsonaro procedió a una reforma ministerial, con el cambio de los titulares de seis carteras, incluyendo las de Relaciones Exteriores, Defensa y Justicia.
Designó nuevos responsables a la cabeza de los ministerios de la Casa Civil (un cargo con atribuciones de jefe de gobierno) y de la Abogacía General de la Unión (AGU), que se ocupa de la defensa de los intereses jurídicos de la Federación.
Para la Secretaría de la Presidencia (un cargo de rango ministerial, de asesoría directa del presidente) fue designada la diputada Flávia Arruda.
Las presiones contra el canciller Ernesto Araújo (lo reemplaza Carlos Alberto Franco) se hicieron fuertes en grupos parlamentarios de la base oficialista, descontenta con las críticas del canciller a socios claves para Brasil, como China y Estados Unidos.
El movimiento por la salida de Araújo fue tan explícito que hasta lo encabezan el propio presidente del Senado, Rodrigo Pacheco (miembros del “Centrão” que presiona a Bolsonaro), y la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara alta, Katia Abreu.
El “Centrao” es un grupo de partidos, todos de centro y derecha, que existe desde hace décadas en el Parlamento. Fue siempre el fiel de la balanza legislativa y, a cambio de poder, se alió a todos los Gobiernos desde que, en 1985, Brasil recuperó la democracia tras 21 años de dictadura.
Sin embargo, fueron los que desalojaron del poder al presidente Fernando Collor de Mello en 1992 y los mismos que, tras integrar el Gobierno de Dilma Rousseff, promovieron su destitución en 2016, una vez que sus relaciones con la mandataria se rompieron.
A cambio de la aprobación de sus planes, Bolsonaro negoció con el “centrón” en febrero. Prometió cargos en el Gobierno y liberó incluso créditos adicionales para obras promovidas por diputados de esa corriente.
El malestar
El origen del malestar está en las continuas críticas, más o menos veladas, que Araújo dirigió durante los últimos meses a China y Estados Unidos, dos países a los que se considera importantes para facilitar el acceso a las vacunas contra el covid-19.
En el caso de China, tuvo roces directos con el embajador de Pekín en Brasil por unos comentarios que cuestionaban la eficacia de las vacunas anticovid elaboradas en aquel país y aludían al origen del virus, detectado por primera vez en la ciudad china de Wuhan.
En cuanto a EE.UU., el ministro, al igual que el propio presidente Bolsonaro, respaldó el intento de reelección de Donald Trump.
Ayer, un grupo de senadores reforzó la presión contra Araújo y acordó debatir durante esta semana diversas acciones para forzar la destitución del canciller, a quien acusaron de dirigir en “forma desastrosa” la política exterior del país.
Por su parte, el ministro de Defensa, el general Fernando Azevedo e Silva, anunció sorpresivamente su dimisión, sin precisar las razones.
En su nota, Azevedo indicó que preservó “las FF.AA. como instituciones del Estado” y agregó que se despide del Gobierno “con la certeza de la misión cumplida”.
Sumada a la del general Eduardo Pazuello al frente del Ministerio de Salud hace dos semanas, se trata de la tercera renuncia de un miembro clave del gobierno de Bolsonaro en la fase más aguda de la pandemia.
Brasil enfrenta una nueva y virulenta ola que se puede acelerar más en las próximas semanas, por la circulación de nuevas variantes mucho más agresivas.