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Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), la inflación de junio fue impulsada por la energía eléctrica, cuyos costes subieron por la crisis hídrica que sufre el país, que se ha visto obligado a echar mano de las termoeléctricas para abastecer del servicio.
El índice fue 3,0 puntos porcentuales menor que el registrado en mayo pasado (0,83 %) y la variación frente a junio de 2020 fue de 0,26 %.
El resultado interanual, que para el sexto mes del año acumula un 8,35 % supera por bastante diferencia la meta de inflación establecida para 2021, que es de 3,75 % con un margen de tolerancia de 1,5 puntos para arriba o para abajo (2,25 % - 5,25 %).
La tendencia señala que este año la inflación en Brasil superará la de 2020 (4,52 %), la más elevada desde 2016.
Las altas presiones inflacionarias han obligado al Comité de Política Monetaria del Banco Central a elevar la tasa básica de interés, que ahora se ubica en el 4,25 % anual.
La economía brasileña cayó el año pasado un 4,1 %, el peor resultado anual desde 1996. Las proyecciones del mercado para el 2021 estiman un PIB de 5,18 % con una inflación superior al 6 %.