"Según el informe del equipo investigador no hay un único factor al que se pueda atribuir exclusivamente haber causado el accidente", indicaron las Fuerzas Armadas Filipinas en un comunicado citado por el portal digital Rappler.
"Los componentes de la nave, las condiciones ambientales y la respuesta de la tripulación" llevaron al accidente, según el Ejército, que explicó que esa conjunción de factores, de la que apenas dio más detalles, ocurrió en "una fase crítica" de las operaciones.
La nave, un C-130 Hércules de cuatro motores, realizaba la maniobra de aterrizaje en un aeródromo de la isla de Jolo cuando se pasó la pista y no pudo volver a coger altura hasta estrellarse contra un campo cercano.
En el momento del accidente viajaban un centenar de personas dentro del aparato, en su mayoría soldados que acababan de graduarse e iban a ser desplegados en un batallón que combate contra varios grupos extremistas islámicos que se refugian en el remoto archipiélago de Jolo, en el suroeste de Filipinas, además de cinco vehículos militares.
El accidente volvió a poner en el punto de mira al vetusto y pobremente mantenido arsenal del Ejército filipino, que generalmente adquiere aviones y helicópteros de segunda e incluso de tercera mano.
El C-130 accidentado fue entregado a principios de 2021 a Filipinas mediante el acuerdo de asistencia militar que mantiene con Estados Unidos, que operó entre 1988 y 2016 la nave, que pasó los últimos años en un hangar de una base estadounidense.
En enero, un helicóptero UH-1H utilizado en la guerra de Vietnam y que posteriormente fue renovado sufrió un accidente durante una misión de abastecimiento en el sur del país que se saldó con ocho soldados fallecidos.
El Gobierno se comprometió en 2018 a destinar más de 6.000 millones de dólares para actualizar el desfasado arsenal del Ejército.