Un serio novillo y exceso de trofeos en novillada de la Plaza México

Borja IliánCiudad de México, 14 nov (EFE).- La primera novillada del ciclo La Reapertura finalizó este domingo en la Plaza México con dos orejas para el novillero mexicano Miguel Aguilar y una para sus compatriotas Eduardo Neyra y Alejandro Adame.

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Los novillos de San Diego de los Padres fueron ásperos y bien presentados pero descastados, salvo el que cerró el festejo, que sobresalió por su codicia.

Esta fue otra buena entrada en la Plaza México para el segundo festejo del ciclo La Reapertura que esta tarde convocó a más de 15.000 aficionados, más de un cuarto del inmueble, cifra importante por tratarse de una novillada.

Los presentes pudieron ver al encastado novillo que cerró plaza y que tocó en suerte a Alejandro Adame. De nombre "Chamaco" y con 462 kilogramos de peso, brilló en todos los tercios. Se empleó con fijeza en el caballo y facilitó la ovación al picador Omar Morales.

El animal obligó al banderillero Víctor Mora a poner un extraordinario par, pues en su primero comprobó la bravura del animal que casi le prende al escapar el torero de plata, saltando al callejón, por lo que el segundo requirió de una pausa infinita en la cabeza de Chamaco para reunir los palitroques en el mismo balcón y así ofrecer el mejor momento de la tarde.

Más tarde, el novillo superó a Adame, que solo pudo intentar torear muy despegado y con el pico de la muleta. El novillo terminó por comerle todos los terrenos, lo prendió con violencia y las cuadrillas tuvieron que llevarse en volandas al de Aguascalientes para esconderlo del celo del mortífero animal.

Adame sobrevivió al serio novillo y recibió una oreja tras darse un malentendido entre palco y alguacilillos ya que le fue dado el apéndice una vez acabada la vuelta al ruedo sin el trofeo en la mano. La oreja no debe tapar el excelente juego del novillo de San Diego de los Padres.

A priori, el novillero Miguel Aguilar era el máximo atractivo del festejo. Su labor decepcionó a pesar de las dos orejas que le facilitaron la puerta grande, pues se le vio sin sitio ante sus dos rivales y con mucho adorno innecesario en su lidia.

El de luces obtuvo una oreja por novillo, con dos faenas en las que se vio superado.

Al primero no supo lucirlo desaprovechando los arreones de casta que demostró el de San Diego de los Padres. Aguilar desperdició el empuje del animal en descompuestos quites con el capote y se mostró errático a la muleta.

A pesar de ello unos imperfectos circulares y unas bernardinas enardecieron a los presentes que tras una buena estocada pidieron con éxito la primera para el mexicano. Se escucharon pitos al dar Aguilar la vuelta al ruedo.

La segunda oreja la propiciaron un par de sustos que provocó un animal agónico de fuerzas, protestado por caerse, alardes de valor del Miguel Aguilar y una correcta estocada.

El tercer novillero, Eduardo Neyra, a pesar de haber toreado poco dejó una grata impresión y la sensación de tener argumentos para contar en los carteles mexicanos, especialmente con la muleta.

En ambos novillos Neyra tardó en acoplarse, pero cuando lo hizo dejó pases templados y con mando. Además ejecutó a la perfección la suerte suprema. Oreja para Neyra que debe servir de impulso a su carrera.

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