La ONG aseguró en un comunicado que la sentencia contra Ali Abu Luhum, de 38 años, fue emitida el pasado 21 de octubre y "se sustentó en comentarios hechos a través de dos cuentas anónimas en Twitter".
El juicio se despachó entre el 10 y el 26 de octubre, en tres vistas, incluidas la inicial de lectura de cargos y la de la lectura de la sentencia, que ha sido apelada y todavía tiene que ser ratificada por el Tribunal Supremo, sin escuchar a los testigos propuestos por la defensa, según HRW, que citó a una "fuente informada".
En el proceso, los fiscales acusaron a Abu Luhum de varios cargos de apostasía y blasfemia, "incluidos la negación de la existencia de dios; hacerse pasar por, dudar de y burlarse de dios, del islam, del profeta Mahoma y del día del juicio final; promover el ateísmo, y publicar y promover ideas perjudiciales para el orden público, los valores religiosos y la moral pública en redes sociales", añadió.
La acusación, sostuvo la organización, había pedido la pena de muerte en base a la interpretación de la ley islámica en Arabia Suadí, aunque el tribunal la desechó debido a que el acusado se retractó durante el juicio.
Según Human Rights Watch, la culpabilidad de Abu Luhum se determinó a partir del hecho de que las cuentas de Twitter en cuestión estaban registradas con números telefónicos relacionados con él y de una confesión obtenida mediante la amenaza de procesar también a su esposa.
HRW denunció que el Gobierno saudí "no tolera el culto en público de adherentes a religiones distintas del islam" y que incluso "sistemáticamente discrimina a minorías religiosas musulmanas", particularmente los chiíes imaníes e ismailíes.
El vicedirector para Oriente Medio de la ONG, Michael Page, criticó que, aunque Arabia Saudí "no repara en gastos para presentarse como un país tolerante y reformador", su "ortodoxia estatal en cuanto a la religión todavía provoca" este tipo de sentencias.