Esta segunda fase de conservación, demorada por la pandemia, incluye "no solo el diseño y restauración del solado", sino también intervenciones concretas para la seguridad del templete con instalaciones eléctricas, hidráulicas, mecánicas y antiincendios, detalló la Custodia de Tierra Santa.
El patriarca greco-ortodoxo, Teófilo III, el Custodio de Tierra Santa, fray Francisco Patton y el gran sacristán del Patriarcado armenio, el arzobispo Sevan Gharibian -en representación del patriarca Nourhan Manougian-, encabezaron el lunes la inauguración de las obras, que se extenderán durante varias semanas.
“La pandemia retrasó la posibilidad de ejecutar el proyecto, pero ahora ya estamos listos para empezar. En este contexto histórico, con la pandemia y la guerra, la cooperación en las obras de restauración cobra otro significado, porque este es el lugar donde Jesús se convierte en piedra angular de la Iglesia”, declaró Patton.
El proyecto fue anunciado en 2019 tras el acuerdo entre las tres iglesias cristianas -greco-ortodoxa, armenia apostólica y católico romana- que custodian del templo dónde la tradición cristiana sitúa el enterramiento y resurrección de Jesús.
El plan contemplaba un estudio para determinar la actual situación de los cimientos y posteriormente la restauración de estos y del suelo de la iglesia.
Las obras están a cargo de la Custodia de Tierra Santa en colaboración con la universidad “La Sapienza” de Roma, el Centro para la Conservación y Restauración “La Venaria Real”, el Politécnico de Milán, la empresa Manens de Padua y la empresa IG Ingeniería´Geotécnica de Turín.
Los trabajos actuales abordan la restauración de la rotonda de la Anástasis iniciada hace años y del resto de la pavimentación de la Basílica.
En 2017, culminó la primer fase de la conservación del edículo que protege la tumba de Jesucristo y que no había sido íntegramente restaurado hasta entonces por las disputas entre los tres Custodios, que debían ponerse de acuerdo para coordinar el mantenimiento del emblemático templo.