Grundberg se reunió allí con el ministro de Exteriores de las autoridades hutíes, Hisham Sharaf, quien "destacó que la comandancia en Saná ha afirmado varias veces que su mano todavía está tendida hacia una paz justa y honorable para el pueblo yemení", informó la agencia de noticias Saba, controlada por el grupo rebelde.
Hans Grundberg, que aseguró en su cuenta de Twitter nada más aterrizar en la capital yemení que esperaba abordar con los líderes de este movimiento chií "la implementación y el reforzamiento de la tregua" de dos meses acordada por los insurgentes y el Gobierno, en vigor desde el 2 de abril, y "discutir el camino a seguir" a partir de ahora.
Por el momento, no ha hecho ningún comentario referente a su reunión con Sharaf, pero según Saba le dijo a este que "existe una oportunidad para consolidar la tregua temporal y convertirla en un alto el fuego integral, que conduzca a un acuerdo político pacífico".
El titular de Exteriores hutí reiteró la postura de su grupo de que para mostrar la seriedad de sus intenciones respecto a una solución pacífica, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, que forman parte de una alianza militar en apoyo del Gobierno reconocido internacionalmente del Yemen, deben levantar el bloqueo al que someten a los territorios bajo control rebelde.
Esta medida, dijo "representaría un mensaje positivo" que mostraría que el otro bando adopta medidas que confirman "su predisposición hacia la paz de una manera que prepara el ambiente para alcanzar un arreglo político integral y sostenible bajo los auspicios del enviado especial del secretario general de las Naciones Unidas a lYemen", añadió Saba.
Además del reciente alto el fuego temporal, el pasado jueves el hasta entonces presidente reconocido internacionalmente del Yemen, Abdo Rabu Mansur Hadi, considerado por los hutíes como un obstáculo para la paz, cedió sus poderes a un consejo de ocho miembros formado por representantes de las distintas facciones que combaten a los rebeldes.
La guerra en el Yemen estalló a finales de 2014 y se ha convertido en lo que la ONU considera la mayor tragedia humanitaria del planeta, con el 80 % de la población necesitada de algún tipo de asistencia.