Ortega acusó al Gobierno de Ucrania de practicar desde 2014 "actos de terrorismo" contra la población de su país, al igual, dijo, aunque no ofreció pruebas, de que lo hicieron los opositores en Venezuela y en Nicaragua en el pasado reciente.
"Son de la misma escuela: asesinando, quemando. Quemaron una central obrera en Kiev, donde están los trabajadores resistiendo a los fascistas y qué hicieron los fascistas, incendiaron. Más de 40 trabajadores asesinados y todo eso bajo la bendición, el aliento, la conspiración, los recursos, del imperialismo norteamericano y el imperio europeo", señaló.
Ortega tildó de "fascista" al Gobierno ucraniano del presidente Volodímir Zelenski.
"El fascismo es hijo del capitalismo, es hija de esa Europa que se dice democrática", continuó.
Asimismo, Ortega criticó a Estados Unidos y a la Unión Europea como si "ellos nunca han matado ninguna sola mosca".
En ese sentido, reprochó las declaraciones del secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, porque, según Ortega, "uno de estos días dijo que Rusia había cometido uno de los mayores crímenes de la humanidad y llamaba a que se cumpliera con el derecho internacional, con la Carta de las Naciones Unidas".
También que "recordara el presidente (ruso, Vladimír) Putin, que los países grandes no pueden invadir a los países pequeños. ¿Qué cáscara?", fustigó Ortega, que recordó que Estados Unidos invadió Vietnam y mantuvo tropas de ocupación en Nicaragua en el siglo pasado.
Desde que Ortega volvió a la presidencia en 2007, tras haber coordinado una Junta de Gobierno de 1979 a 1985 y presidir por primera vez el país de 1985 a 1990, Nicaragua y Rusia han fortalecido sus relaciones en todos los campos.
Rusia, un antiguo aliado de Nicaragua, que durante el primer régimen sandinista (1979-1990) dotó de armamento soviético a las Fuerzas Armadas nicaragüenses, estableció relaciones diplomáticas con Managua en 1944.
Nicaragua es uno de los contados países, junto a Venezuela y los pequeños Estados insulares de Nauru y Tuvalu, que se han sumado a Rusia en el reconocimiento de la independencia de las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur.
Además, a fines de 2020 Nicaragua estableció un consulado en Crimea, territorio ucraniano anexado a Rusia, lo que provocó el rechazo de Ucrania.