“Después de la desintegración de la Unión Soviética, el llamado Occidente colectivo, embriagado por su victoria, perdió el control, no cumplió sus funciones de regulador global y garante de la estabilidad. Y todo el mundo paga por ello”, dijo el mandatario, cuyo país participa en la CICA en calidad de observador.
Destacó que la práctica de organizar golpes de Estado y de castigar con sanciones a los países que se resisten a ello de ninguna manera se ajusta al derecho internacional.
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"Nuestra respuesta debe ser clara: esto es inaceptable y conlleva riegos del estallido de una tercera guerra mundial, en la que no habrá vencedores", advirtió el líder bielorruso.
Añadió que la situación en materia de seguridad empeora no solo en Europa, sino en todo el mundo, y la "cadena de conflictos que ha conmociona a Europa ya ha llegado a Asia".
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"Y los países occidentales que ofrecen servicios de mediación en realidad los único que hacen es echar gasolina al fuego y no están interesados en una desescalada", aseveró.
Lukashenko denunció que el objetivo de estos países es sembrar la discordia y la división para obtener un “acceso sin control a los recursos y a los mercados”.