"Debemos mandar una señal clara a los votantes de que el CNA está tomando todas las medidas necesarias para encarar los problemas de desempleo, pobreza y aumento del costo de vida, así como la criminalidad y la prestación deficiente de servicios públicos", señaló el mandatario sudafricano durante la apertura de la segunda parte de la 55 Conferencia Nacional del CNA, que terminará previsiblemente el próximo viernes.
Para Ramaphosa, el deber de su partido es "servir a los sudafricanos" y ganarse el título de "líderes de la sociedad" gracias a los resultados de su trabajo.
"Las decisiones que tomemos hoy tendrán un impacto de gran alcance en nuestro movimiento. (...) Ellas determinarán si nuestro movimiento es capaz de superar los numerosos desafíos a los que nos enfrentamos", añadió.
Ramaphosa habló desde un hotel en las afueras de la ciudad de Bloemfontein (centro), la capital judicial de Sudáfrica.
El mandatario sudafricano, que también es el presidente del CNA, recalcó en la importancia de "renovar" a su partido político e intensificar sus esfuerzos para luchar contra la corrupción.
Asimismo, Ramaphosa destacó la importancia de "reconocer las debilidades" del CNA para demostrar "humildad, honestidad e integridad".
Hasta al menos el próximo viernes, Ramaphosa mantendrá reuniones a puerta cerrada con los delegados del CNA de las provincias del país africano -muchos de ellos participarán de manera virtual- para escuchar sus informes sobre qué decisiones tomar.
A finales del pasado mes de diciembre, el CNA decidió posponer el término de su 55 Conferencia Nacional, después de que varios retrasos impidiesen cumplir con todo su programa.
En el evento, Ramaphosa consiguió ser reelegido como líder del movimiento para un nuevo mandato de cinco años pese a un escándalo de presunta corrupción que en las últimas semanas había amenazado su futuro político.
En sus discursos, admitió que los escándalos de corrupción que habían sacudido al CNA estaban amenazado la supervivencia política del partido e insistió en su renovación.
Según él, el Gobierno no estaba haciendo "lo suficiente" para acabar con la corrupción en el país.
También destacaron sus llamamientos a la unidad del CNA en un momento marcado por la división entre sus seguidores y los partidarios del expresidente Jacob Zuma, en el centro de una gran investigación conocida como la "Captura del Estado" sobre la corrupción que afectó al aparato público sudafricano durante su mandato.
Ramaphosa llegó al congreso después de que la Asamblea Nacional (Cámara baja del Parlamento) rechazara unos días antes un informe que le acusaba de la posible violación de leyes anticorrupción en el escándalo del robo millonario en su granja de Phala Phala (norte) y que podía haber desencadenado un proceso para su destitución.
El informe amenazaba su futuro político como jefe del Estado, cuestionado por algunos diputados rebeldes del CNA y la oposición, que presionaron para forzar una dimisión que pareció inminente.
La oposición acusaba a Ramaphosa, entre otros cargos, de incumplir la Constitución, que prohíbe a los miembros del Gobierno ejercer otras labores profesionales remuneradas, después de que el presidente admitiera que se dedica a la venta de animales de presa.
Exlíder sindical y uno de los sudafricanos negros más ricos, Ramaphosa sucedió a Zuma en la Presidencia en 2018, comprometiéndose a atajar la corrupción y el malestar económico desatados durante los nueve años de gobierno de su predecesor.
Salvo imprevisto, tras su reelección para seguir liderando el CNA durante los próximos cinco años, Ramaphosa encabezará el cartel electoral del partido político en los comicios generales de 2024.