Los altercados del fin de semana, que se repitieron en ciudades como Turín y Trieste, coincidieron con los ataques del viernes contra las sedes diplomáticas de Italia en Berlín, donde un incendio provocado quemó el coche de un funcionario; y Barcelona, cuyo consulado italiano apareció con pintadas anarquistas y múltiples destrozos.
Esa misma noche, en Turín, se prendió fuego a un repetidor eléctrico que apareció con la inscripción: "Cospito fuera" y de acuerdo con la prensa local, los manifestantes en Roma intentaron forzar varias veces los cordones policiales, dañaron vehículos y lanzaron cócteles molotov a una comisaría de policía, dejando, al menos, a un agente herido.
Antes, en diciembre y en un ataque similar, se provocó el incendio de un coche que pertenecía a la primera consejera de la Embajada italiana en Atenas.
El Gobierno italiano ha asegurado en un comunicado que "tales acciones no intimidarán a las instituciones".
"Y menos aún si el objetivo es flexibilizar el régimen de detención más severo para los responsables de actos terroristas", añadió.
Por su parte, el ministro del Interior, Matteo Piantedosi, aseveró que "el estado nunca se dejará amedrentar y condicionar por estas actuaciones totalmente inaceptables".
La ola de protestas anarquistas coincide con el deterioro del estado de salud del líder anarquista italiano Alfredo Cospito, que cumple una condena de 20 años por un atentado sin víctimas cometido en 2006.
Esta semana, el garante nacional de las personas privadas de libertad, Mauro Palma, afirmaba que su situación era "grave" y debía ser trasladado con "urgencia" a un centro médico desde la cárcel de Sassari (Cerdeña), donde lleva 102 días de protesta por el régimen de aislamiento al que se encuentra sometido.
Su principal reclamación es la desaparición del estricto régimen de aislamiento, sin posibilidad de visitas y con un trato muy limitado con el resto de los reclusos, llamado "41 bis", creado para casos excepcionales vinculados a la mafia, pero que se le aplica a él desde mayo pasado, después de la condena por varios delitos, incluido el atentado calificado de "masacre" y "con carácter terrorista" frente a una escuela de carabineros sin heridos en Turín (norte).
Catedráticos de Derecho Constitucional, profesores universitarios, filósofos, exfiscales y antiguos magistrados, entre otras muchas personalidades, lanzaron el pasado miércoles una petición al Ministerio de Justicia, el Gobierno y la Administración Penitenciaria para "salvar la vida de Alfredo Cospito".
Las explosiones, con una diferencia de media hora y efectuadas con bombas de fabricación artesanal, no causaron muertos ni heridos y Cospito siempre ha afirmado que se trató de un atentado reivindicativo y que no tenía intención de herir o matar a nadie.