El empresario había sufrido accidente cerebrovascular en 2019, que le había dejado con lesiones permanentes.
José Manuel Espírito Santo, que trabajaba en el lado financiero del grupo, era uno de los acusados por la Fiscalía lusa por su implicación en el derrumbe del conglomerado empresarial y el banco de su familia en 2014, que dejó pérdidas de 11.800 millones de euros y centenares de afectados en Portugal.
Pese a que los acusados por este proceso ascienden a la veintena, el rostro visible del desastre es Ricardo Salgado, que estuvo al frente de la entidad desde 1992 hasta su colapso.