“Visitamos hoy el campamento y tomamos la declaración de los testigos. Tenemos que encontrar el origen del fuego”, dijo a EFE el juez de distrito Abu Sufian, a cargo de la investigación.
Entre los interrogados figura un joven rohinyá que fue detenido por la Policía bajo la sospecha de que fuera el responsable del incendio, agregó Sufian, con el objetivo de comprobar si hubo algún intento de sabotaje en el masivo incendio, que se produce cuando los recortes de ayuda humanitaria complican la ayuda de los refugiados.
De acuerdo con la agencia de la ONU para los refugiados, el resultado dejó unos 12.000 refugiados desplazados, más de un tercio de los 32.200 habitantes en el campo 11, más de 2.000 viviendas destruidas, y más de 90 instalaciones dañadas, incluidos hospitales y centros de aprendizaje.
Los masificados campamentos de refugiados rohinyás son muy vulnerables a incendios por la deficiencia de las instalaciones, su masificación, y las frágiles chozas de madera, bambú y plástico que cubren el área.
La situación de los refugiados de Bangladesh es cada vez más compleja. La ONU ha hecho numerosos llamados a los donantes debido a la escasez de fondos que obligó a recortar la asistencia alimentaria en los campamento.
Bangladesh acoge cerca de un millón de refugiados rohinyás huidos de la vecina Birmania (Myanmar). Entre ellos, unos 774.000 que escaparon al país durante la ola de violencia del Ejército birmano en 2017, una operación que la ONU calificó de limpieza étnica y posible genocidio.