La normativa fue adoptada en el Parlamento chino, entrará en vigor el próximo 1 de septiembre y se suma a regulaciones de conservación similares que ya se aplican en el río Yangtsé o en el Amarillo, dos de los más largos de Asia y que nacen precisamente en la meseta tibetana.
Con la nueva ley quedan prohibidas las actividades de producción y construcción que puedan causar la erosión del terreno en áreas de la meseta que ya sufren de este problema en grado severo o en aquellas con un ecosistema frágil, según la agencia oficial Xinhua.
También fueron vetadas las industrias de minería y extracción de arena que no cumplan los requisitos de conservación para el acceso a fuentes de agua y se reguló "estrictamente" la construcción de nuevas estaciones hidroeléctricas de pequeñas dimensiones.
Además, la normativa establece multas de hasta 10.000 yuanes (1.445 dólares, 1.316 euros) para los viajeros o visitantes que ensucien o viertan residuos en la meseta, un ecosistema que en las últimas décadas se ha visto amenazado por el cambio climático y la actividad humana.