La tensión institucional surgió después de que 176 líderes globales expresaran su preocupación por el proceso judicial contra Yunus, visto por muchos como un ensañamiento judicial, a través de una carta que fue contundentemente rechazada por el Gobierno de Hasina.
El fiscal general adjunto Imran Ahmed Bhuiyan declaró esta semana ante la prensa que se había negado a firmar un documento condenando la carta de los líderes mundiales para pedir poner fin a la persecución judicial.
"Yo también creo que Yunus está siendo acosado judicialmente", defendió.
El ministro de Justicia de Bangladesh, Anisul Huq, condenó este martes la decisión de Bhuiyan, y lo acusó de hablar en público de un asunto que es interno, dejando ver que la posición del fiscal es vista como una indisciplina.
"Si habla con los periodistas, debería dimitir y hablar o hablar con el permiso del fiscal general. No lo hizo. Ha violado la disciplina", dijo el ministro.
Sobre si el Gobierno tiene previsto tomar medidas contra el procurador, Huq se limitó a decir que lo estudiará.
Por su parte, Bhuiyan reafirmó su postura y negó que fuese a dimitir de su cargo, aunque esta decisión comporte acciones judiciales en su contra.
"Mantengo lo que he dicho. No dimitiré porque no he hecho nada que requiera la dimisión", dijo el alto fiscal a EFE.
Más de 170 líderes mundiales, entre ellos el ex presidente estadounidense Barack Obama y el ex secretario general de la ONU Ban Ki-moon, mostraron en una declaración enviada a la primera ministra de Bangladesh su preocupación por las recientes amenazas a la democracia y el ensañamiento contra Yunus.
La mandataria bangladesí respondió a la misiva aseverando que si el premio Nobel bangladesí tuviera suficiente confianza en su inocencia "no andaría rogando por una declaración a nivel internacional" y avaló la independencia del poder judicial de Bangladesh.
Yunus mantiene una relación tensa con las autoridades bangladesíes desde la llegada de Hasina al poder y las ambiciones políticas del banquero. En 2010 apareció un documental que denunciaba supuestas transferencias de fondos ilegales entre las dos entidades del Grupo Grameen.
En los últimos años, Hasina también criticó a Yunus por supuestamente influir en el Banco Mundial para que cancelara la financiación para la construcción de un megaproyecto, una acusación que él negó.
Un departamento del Gobierno inició un caso ante un tribunal laboral de Dacca en 2021 contra Yunus y otras tres personas tras una fiscalización a una de sus empresas, incluyendo problemas para demostrar la contratación de 100 trabajadores en la empresa que dirige el premio Nobel.