La Cancillería boliviana difundió un comunicado conjunto en el que ambos Gobiernos señalan que "reafirmaron hoy (miércoles) su voluntad de llevar a cabo los trabajos mencionados lo antes posible, teniendo en cuenta, en particular, los intereses de las comunidades locales a ambos lados de la frontera".
El proyecto, cuya construcción se acordó formalmente en 2007, fue retomado por equipos técnicos de ambos países "desde el primer semestre de 2023", asegura el comunicado que también indica que los Gobiernos de Brasil y Bolivia "encaminaron las próximas etapas".
"Se acordó que la parte brasileña presentará, el próximo viernes 29 de septiembre, una propuesta para consideración de la parte boliviana que refleje los intereses de ambos países y su posterior ratificación según lo establecido por el Acuerdo de 2007", señala la nota.
Bolivia y Brasil concluyeron reiterando "el excelente estado de las relaciones bilaterales" que en la actualidad "involucran varios proyectos e iniciativas" para "mejorar la integración física y económica entre los dos países".
El puente se proyectó para conectar la localidad brasileña de Guajará-Mirim, en el estado de Rondonia, con la boliviana de Guayaramerín, en Beni.
En las últimas semanas hubo protestas en Beni, en el norte amazónico de Bolivia, para reclamar la ejecución de esta obra y precisamente en esta jornada se cumple una huelga ciudadana con bloqueos de carreteras por esa demanda.
El Gobierno boliviano pidió algunas modificaciones en el diseño de la estructura, lo que implicaría hacer un nuevo estudio que tomará de dos a tres años, algo que rechazan los pobladores de Beni que exigen que la obra, que debe ser financiada por Brasil, comience a construirse.
La construcción del puente se enmarca en el Tratado de Petrópolis firmado entre ambos países en 1903, después de la guerra del Acre en la que Bolivia perdió territorio ante Brasil.