La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) reportó hoy cerca de 9.000 muertos, más de 5,6 millones de desplazados y hasta 25 millones de personas en necesidad de ayuda humanitaria tras medio año de conflicto interno.
El ministro de Salud sudanés, Haitham Mohamed Ibrahim, dijo a EFE que el número de heridos asciende a "8.000 por los combates en los estados de Jartum, Kordofán y Darfur, según las cifras registradas en los hospitales".
Ibrahim lamentó el deterioro del sistema sanitario en las regiones principalmente afectadas por los enfrentamientos, donde "100 hospitales quedaron fuera de servicio", si bien actualmente en "Jartum están funcionando 30 hospitales".
Asimismo, los constantes combates y sus efectos sobre la cadena de distribución llevó al Ministerio a "perder medicamentos y suministros médicos por valor de 500 millones de dólares", a lo que sumó la aparición de enfermedades epidémicas como el cólera y el dengue en la capital sudanesa, en Gedaref (este) y Kordofán (oeste), de las que ya alertaron organizaciones como la propia OCHA y Médicos Sin Fronteras.
60.000 millones de dólares en pérdidas
A nivel económico, el Banco Mundial esperaba que la economía de Sudán se contrajera un 12 % en el año en curso a causa del conflicto que detuvo en gran medida la producción en Jartum, centro de actividad económica del país, mientras que el ex ministro de Finanzas Ibrahim Al Badawi apuntó que el producto interior bruto (PIB) disminuiría alrededor de un 20 % si la guerra no se detenía rápidamente.
En este tiempo, más de 400 instalaciones vinculadas a las industrias alimentaria y farmacéutica quedaron fuera de servicio después del sabotaje por grupos sin identificar que aprovecharon el caos derivado de los combates entre el Ejército y los paramilitares.
Según los inversores del sector industrial, la infraestructura industrial de Jartum, que constituye alrededor del 70 % del sector industrial del país, ha sido objeto de destrucción y sabotaje.
Así, Al Badawi estimó la cantidad de pérdidas de la infraestructura del país en "alrededor de 60.000 millones de dólares", si bien estimó que "aumentarán significativamente a medida que continúe la guerra".
Además, el conflicto afectó también a unas 100 sucursales de bancos, que fueron saqueadas y quemadas, dificultando a la población la posibilidad de extraer sus ahorros para comprar provisiones.
Los precios de algunos de los principales productos alimenticios se triplicaron por la interrupción de las cadenas de suministro y la caída del valor de la libra sudanesa en un 20 %.
Según la ONU, esta situación dejó a más de 18 millones de sudaneses pendientes de ayuda humanitaria, por lo que lanzó un llamamiento para recaudar 2.600 millones de dólares, aunque hasta ahora sólo ha recaudado el 33 % de esta cantidad, y advirtió que el hambre amenaza a una parte importante de la población.
No habrá hambruna, según el Gobierno
No obstante, el ministro de Agricultura, Abu Bakr Omar, dijo a EFE que no habrá hambruna en Sudán, ya que "la actual temporada agrícola es exitosa" y se plantaron "37 millones de acres de cereales alimentarios como maíz, mijo y cultivos comerciales, incluidos algodón, sésamo, maní y girasol".
"Los indicadores de producción confirman que es más de lo que el país necesita y se puede exportar", afirmó Bakr Omar.
Además, organizaciones como Unicef y Save the Children alertaron de que alrededor de 19 millones de niños y niñas no pueden ir a la escuela por los enfrentamientos, que forzaron el cierre de al menos 10.400 escuelas en las zonas más afectadas por el conflicto.
Con este panorama tras medio año de combates, Sudán sigue inmerso en combates entre ambos bandos que no han vuelto a negociar un alto el fuego desde la mediación internacional de Arabia Saudí y Sudán del Sur el pasado mes de mayo.