"Después de cuatro años de mala gobernanza y políticas divisorias basadas en el miedo, las decisiones estratégicas del presidente Kais Saied han dañado gravemente el estado de la unión nacional tunecina. Constituyen ahora un grave riesgo soberano para la seguridad nacional de Túnez y para el bienestar socioeconómico", explicó Hamdi en un comunicado tras la asamblea este sábado de su partido, Tercera República.
Rechazó la autocracia "en todas sus formas" y adelantó haber iniciado un amplio diálogo con el fin de construir una coalición que garantice una transformación política "pacífica" en el marco de los próximos comicios.
En enero de 2021 esta licenciada en ingeniería industrial y experta en gestión de proyectos se convirtió a sus 36 años en la primera mujer en dirigir la compañía aérea pública pero fue cesada de manera fulminante apenas seis semanas más tarde.
El motivo oficial fue haber violado supuestamente el acuerdo de confidencialidad al publicar documentos internos en las redes sociales aunque su duro enfrentamiento con el poderoso sindicato UGTT fue determinante tras denunciar la mala gestión y corrupción en la empresa.
Un año después, Hamdi anunció la creación de su partido de centro, que se unió a los más de 200 existentes en la escena política- aunque sólo una decena tenía representación parlamentaria- y que ha hecho de la economía su caballo de batalla para terminar con la crisis financiera que arrastra Túnez, con una deuda pública situada en el 80% del PIB.
En septiembre de 2022 el presidente Said modificó unilateralmente la legislación para "poner fin al simulacro electoral" y "devolver" el poder a la ciudadanía, sustituyendo las listas de partidos, considerados "obsoletos" y responsables de la crisis, por el voto uninominal a dos vueltas. Sin embargo, en las últimas legislativas la abstención alcanzó cerca del 90% del electorado.
En el último año una treintena de opositores, empresarios y jueces han sido puestos en detención provisional por "complot contra la seguridad del Estado", un delito castigado con pena capital aunque existe una moratoria para su ejecución desde la década de los noventa.