Un informe publicado por la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos subraya que tanto el Gobierno como autoridades de facto que aún controlan partes del país o grupos armados cometen serios abusos contra estos retornados, entre los que también se denuncia violencia sexual.
"El informe muestra la alarmante situación de los retornados, muchos de ellos mujeres, en un contexto de crecientes deportaciones de sirios desde otros países, lo que siembra muchas dudas sobre el compromiso de los Estados con el debido proceso legal y el principio de no devolución", indicó el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, con ocasión de la publicación del documento.
Éste denuncia prácticas como la confiscación de propiedades de los retornados, extorsiones contra ellos y sus familias a cambio de ser liberados, o la denegación de documentos de identidad y otras tramitaciones legales necesarias para su reinserción.
Mensaje para los países que deportan
A la vista de estos abusos, Türk pidió a los gobiernos de Estados que acogen refugiados sirios que se lo piensen dos veces antes de ordenar su posible repatriación, en un momento en que países con importantes comunidades procedentes de Siria, aún en guerra civil, están comenzando a acelerar este tipo de acciones.
"Los derechos de los refugiados y solicitantes de asilo deben ser respetados, y su regreso debe ser voluntario, cuando se cumplan las condiciones para un retorno seguro, digno y sostenible", recordó el alto comisionado austriaco.
Turquía, el país que más refugiados sirios acoge (más de 3,5 millones) anunció en este sentido, ya en 2022, planes para el "reasentamiento" en Siria de un millón de refugiados de ese país, en un contexto de crecientes restricciones para este colectivo en suelo turco.
De manera similar, en Líbano, donde se encuentra la segunda comunidad de refugiados de Siria más numerosa (más de 800.000 personas), el pasado año las fuerzas de seguridad llevaron a cabo más de 70 redadas contra este colectivo, en las que al menos 1.400 sirios fueron detenidos y unos 700 deportados.
Palizas, extorsiones e interrogatorios
En su país les esperan situaciones como las que en el informe relatan los propios protagonistas, como es el caso de un refugiado sirio que, tras regresar, fue detenido y enviado a un lugar desconocido, donde pasó dos días con los ojos vendados y recibió repetidas palizas.
En otro ejemplo, una retornada pasó una semana detenida con sus dos hijas cuando intentaba volver a salir del país, y su familia tuvo que pagar 300 dólares de sobornos para que fueran liberadas, mientras ella era interrogada cada día sobre las razones que le llevaban a dejar Siria.
El informe afirma que las mujeres son especialmente vulnerables a estos abusos, y muchas de ellas, por otro lado, son forzadas por sus maridos u otros miembros masculinos de la familia a retornar ellas primero a Siria a modo de "avanzadilla" para examinar la posibilidad de que les siga más tarde el regreso de sus parientes.
El informe encuestó a muchos retornados y concluyó que la mayoría de ellos, ante estos abusos y su mala situación económica, querían volver a dejar Siria, incluso ante el peligro de que en el extranjero sufran nuevamente precariedad y acoso, en un momento de crecientes discursos de odio y retórica hostil contra las comunidades sirias en diversos países de acogida.
"Quienes deciden volver y rehacer sus vidas en Siria no deben ser estigmatizados, discriminados o sujetos a violencia y abusos al retornar a su país, y quienes permanecen en naciones de acogida deben ser tratados de acuerdo con el derecho internacional", resumió el alto comisionado Türk.