El Partido Progresista Serbio (SNS), del presidente Aleksandar Vucic, obtuvo 49 concejales en aquella ocasión, frente a los 43 de Serbia Contra la Violencia (SPN), una coalición opositora surgida a raíz del malestar contra el Gobierno por una serie de tiroteos que dejaron 17 muertos hace un año.
El SNS, en el poder desde 2012, ganó con mayoría absoluta las legislativas celebradas el 17 de diciembre, y controla también la segunda y tercera ciudades del país, Novi Sad y Nis.
Tras aquellas elecciones, parte de la oposición aseguró que se produjo un fraude electoral, una acusación que el Gobierno rechaza.
La oposición acusa a Vucic de autoritarismo y de controlar la mayoría de los medios de comunicación.
Serbia Contra la Violencia exige mejoras de las condiciones electorales ante los comicios de junio y amenaza con un boicot si no hay acuerdo con las autoridades al respecto.
La misión internacional de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) denunció que las elecciones de diciembre se celebraron bajo "condiciones desiguales" por la presencia dominante de Vucic en los medios de comunicación, que favoreció al SNS.
Además, los observadores internacionales aseguraron que, pese a que las libertades básicas fueron respetadas, hubo abuso de recursos públicos, así como presiones para que los trabajadores del sector público votaran por el partido de Vucic.