El enigmático portugués detrás de la construcción de Valle de los Caídos

Susana SamhanLisboa, 18 abr (EFE).- Durante la construcción del Valle de los Caídos, había un hombre al que llamaban 'el portugués' que de la noche a la mañana se enriqueció: Era Manuel Rodrigues Crisogno, una figura de la que apenas se sabe y de la que un grupo de historiadores acaba de sacar a la luz una investigación.

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Este cantero luso, prácticamente analfabeto, fue el único constructor extranjero que participó en las obras de Cuelgamuros y su historia es muestra de la ayuda que la dictadura de Salazar en Portugal prestó a la de Franco durante y después de la Guerra Civil española (1936-1939).

Uno de los autores de este estudio, el español Xurxo Ayán, de la Universidade Nova de Lisboa, explicó a EFE que los libros clásicos sobre el Valle de los Caídos hablan de constructoras españolas como San Román, Molán y Banús, y que apenas hay un renglón sobre Rodrigues Crisogno, que aparece con sus apellidos españolizados, Rodríguez Crisógono.

Existía, además, el testimonio de una criada, que en su día aseguró que "hubo gente que se enriqueció aquí con las obras, con la corrupción, y que había uno que se llamaba el portugués, que al día siguiente ya apareció con un coche", indicó Ayán.

Los investigadores comenzaron a tirar del hilo, consultando archivos españoles y encontraron incluso el barracón de la constructora del portugués, encargada de erigir la exedra, la portada monumental de la cripta.

El resultado ha sido un trabajo que va a ser publicado en la revista Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco, firmado por Ayán, el historiador de la Universidad Complutense de Madrid Luis Antonio Ruiz Casero y la arqueóloga Márcia Lika Hattori, del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC en Santiago de Compostela.

Procedente del interior de Portugal, de una zona donde la cantería tradicional de granito es importante, Manuel Rodrigues Crisogno y su hermano José emigraron a España para trabajar en la construcción, como muchos de sus compatriotas, y se establecieron en Valdemorillo (Madrid) donde había canteras.

Ayán precisó que esta familia reproduce el ciclo migratorio portugués que ya existía antes de la guerra, ya que con la crisis de 1929 hubo muchos migrantes lusos que se trasladaron a áreas industriales españolas.

No se sabe a ciencia cierta cuándo los Rodrigues Crisogno se establecieron en Valdemorillo ni cómo Manuel comenzó a escalar profesionalmente, aunque, de acuerdo a la investigación, con la victoria franquista surgieron oportunidades para los constructores de esa zona en grandes proyectos de rehabilitación, como la reconstrucción de Brunete, donde se empleó granito.

Es posible que el cantero luso lograra su primer contrato público en este contexto y se posicionara de forma favorable ante el régimen.

Para ilustrar quién era este enigmático portugués, Ayán lo compara con Jesús Gil, "una persona hecha a sí misma, que venía de abajo, se aprovechó un poco, supo leer muy bien el ecosistema humano tardofranquista del desarrollismo y acabó siendo millonario".

Los expertos hallaron documentos que datan de diciembre de 1943 que sitúan la empresa de Rodrigues Crisogno ya instalada en Cuelgamuros, donde aportó mano de obra cualificada al proyecto, aunque también empleó presos a partir de 1948, vinculándose así al sistema de trabajos forzados de los reclusos, introducidos en las obras del Valle de los Caídos dos años antes.

Pese a su fulgurante ascensión, su condición de extranjero pudo pesar en su contra: "Los otros constructores, Banús, Molán,... lo veían como un competidor y, como hemos demostrado documentalmente, le hicieron la cama desde dentro", indicó Ayán.

Por tanto, cuando el arquitecto y director del proyecto del Valle de los Caídos, Pedro Muguruza, se va y es sustituido por Diego Méndez, no se renueva el contrato del empresario luso, que acabará relegado al olvido hasta ahora.

Aun así, esta investigación sobre la figura del portugués ha despertado tanta curiosidad en su país natal que los dos principales periódicos lusos, el semanario Expresso y el diario Publico, se han hecho eco del estudio, que ha acabado cobrando vida propia.

Y es que, a raíz de la publicación, particulares portugueses se han puesto en contacto con los historiadores y, gracias a ello, en las dos últimas semanas, han podido averiguar dónde vivía la familia Rodrigues, el lugar de nacimiento de Manuel (en Gramaços) y dónde está enterrado, en el cementerio de La Almudena, en Madrid, bajo un túmulo de granito, "como no podía ser de otra manera", dijo Ayán.

Los investigadores han descubierto que incluso tiene descendientes, nietos, lo que deja abierto el camino para intentar saber más del portugués del Valle de los Caídos.

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