Dos décadas de Hungría en la UE: Apoyo popular, ventaja económica y Gobierno eurocrítico

Marcelo NagyBudapest, 30 abr (EFE).- Fecha: 1 de mayo de 2004. Lugar: Plaza de los Héroes de Budapest. Decenas de miles de personas celebraban la entrada de Hungría a la Unión Europea (UE). Año 2024: el Gobierno ultranacionalista húngaro ataca a Bruselas y se muestra orgulloso de ser "el palo en las ruedas" de los Veintisiete.

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Entre esos dos momentos han pasado 20 años en los que el sentimiento europeísta de los húngaros ha bajado sólo seis puntos, pese a las constantes campañas del Gobierno contra Bruselas: desde el 83 % del referéndum de adhesión en 2003 al 77 % del último Eurobarómetro.

Sí ha cambiado, y mucho, la postura del Ejecutivo.

"Somos parte de un gran momento: Hungría volvió a Europa, volvió a los valores que comparte desde hace mil años", aseguró Péter Medgyessy, el independiente, apoyado por el Partido Socialista, que ejercía entonces de primer ministro.

"Somos la arena en la máquina, el palo entre las ruedas, la astilla bajo la uña", ha afirmado quien ejerce ahora ese cargo, el ultranacionalista Viktor Orbán, sobre las relaciones con la UE.

Con ese planteamiento, Hungría asumirá el próximo 1 de julio, dos meses después de su 20 aniversario como Estado miembro, la presidencia rotatoria de la Unión Europea.

Soberanía frente a la UE

Orbán, que fue primer ministro entre 1998 y 2002 y luego, ininterrumpidamente, desde 2010, se presenta como un defensor de la soberanía húngara frente a una UE que, asegura, aniquila las identidades nacionales y quiere imponer la inmigración, la igualdad de género o el apoyo a Ucrania contra Rusia.

En su campaña para las elecciones europeas y locales del 9 de junio, el Fidesz ha colocado carteles en los que tilda a los líderes opositores de "servidores obedientes de Bruselas" .

Ha llegado a comparar en el pasado a la UE con la Unión Soviética e incluso con lo que llamó "sueños" de Hitler, Carlomagno o Napoleón de unificar europa.

En Hungría, como en otros países que entraron al mismo tiempo en la UE, como Polonia o Eslovaquia, la UE o la OTAN son vistos por muchos ciudadanos como entidades que limitan la soberanía nacional, explica a EFE Péter Krekó, director del Instituto Political Capital.

Según este experto, estos países se niegan a asumir un papel de aprendiz que debe copiar el modelo de la democracia liberal occidental.

No por nada, Orbán insiste en definir su propuesta como "iliberal".

El Fidesz, el partido de Orbán; Ley y Justicia, que gobernó entre 2015 y 2023 en Polonia; o el populista Smer, de nuevo en el Gobierno eslovaco desde el pasado otoño, son algunos de los representantes de estas políticas en el Este de Europa.

Beneficios económicos

La pertenencia a la UE ha traído claras ventajas económicas a Hungría. El PIB per cápita se ha duplicado en estos 20 años y el país ha recibido 63.000 millones de euros netos en fondos europeos.

Un flujo de dinero que se ha visto interrumpido en parte por la decisión de Bruselas de retener fondos por los ataques de Orbán al Estado de derecho y las reglas comunitarias.

De hecho, los húngaros consideran que lo más positivo de la pertenencia a la UE son las ventajas económicas, aunque también el libre movimiento.

Con todo, aunque Hungría, y otros países de la región, se acercó al nivel de vida occidental tras la entrada en la UE, las diferencias son aún considerables, y 3 de las 20 regiones más pobres de la UE están en Hungría.

Si hace 20 años Hungría era uno de los países del antiguo bloque soviético más cercano a los valores occidentales, hoy su Gobierno es el más crítico frente a Bruselas.

Orbán afirma ser un puente entre Occidente y Rusia o China, apelando a que las relaciones económicas no tienen ideología, y se ha convertido en el líder comunitario más cercano a Moscú, oponiéndose a las sanciones o al apoyo militar a Ucrania para defenderse del ataque ruso.

Uno de los instrumentos al que más acude Orbán es el de amenazar con vetar decisiones de la UE en las que se necesita el consenso de los 27 países miembros, principalmente en temas de política exterior.

Hungría "que nunca estuvo tan aislada a nivel internacional" generalmente se queda sola en esta estrategia y Orbán suele ceder, recuerda Krekó, quien opina que el Gobierno magiar utiliza el veto como chantaje.

Krekó y otros analistas coinciden que esa actitud de bloqueo no significa que Orbán planee una salida de la UE, al menos hasta que lleguen al país los fondos europeos.

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