Las dificultades para lograr pactos de gobierno poselectorales marcan la campaña catalana

Madrid, 3 may (EFE).- La campaña de las elecciones regionales de Cataluña (nordeste de España), que se celebrarán el 12 de mayo, llega este viernes al ecuador marcada por la incertidumbre sobre qué partido logrará formar Gobierno y el papel que desempeñarán los independentistas, que son clave para la continuidad del Ejecutivo de Pedro Sánchez.

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Las encuestas auguran que el Partido Socialista Catalán (PSC), orgánicamente federado a la formación que gobierna España, será el más votado, seguido de Junts per Catalunya (JxCat), liderado por el expresidente de Cataluña Carles Puigdemont, que huyó de España tras su intento de declarar la independencia, y de otro partido independentista, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que gobierna actualmente la Generalitat.

Pero la falta de mayorías claras y los vetos cruzados entre partidos dificultan los acuerdos poselectorales y se han convertido en tema central de la campaña.

El peso del independentismo y los vetos cruzados

En el primer debate televisado de esta contienda, que tuvo lugar anoche, el PSC se mostró abierto a "un amplio frente transversal" en el que cabría cualquier partido, excepto los de ultraderecha.

Los independentistas de Puigdemont rápidamente contestaron que no pactarán con los socialistas porque el PSC "representa la negación" del 1-O, es decir, del espíritu que propició la celebración de un referéndum ilegal en 2017.

Estas palabras no las dijo el propio Puigdemont, porque sigue sin poder pisar suelo español y, en este debate, delegó en su número tres. Josep Rull.

El líder del PSC, Salvador Illa, respondió marcando su propia línea roja y diciendo que "con JxCat no habrá pacto" porque "apuestan por el bloqueo".

A esta línea roja hay que sumar otras, ya que el resto de partidos contrarios al independentismo, PP y Vox, rechazan cualquier acuerdo con JxCat, a pesar de que los tres partidos están en el ala conservadora del arco parlamentario.

Lo mismo ocurre en el ala progresista, donde el partido izquierdista Los Comunes pide el voto de los catalanes para evitar que los socialistas pacten con los independentistas conservadores de JxCat, a los que consideran responsables de los recortes en servicios sociales de gobiernos anteriores.

La trascendencia de Cataluña en la política española

Los resultados de las elecciones catalanas también son clave para la gobernabilidad de España porque Pedro Sánchez es presidente gracias al apoyo de los partidos independentistas.

Puigdemont ya advirtió en precampaña que si los socialistas catalanes se apoyan en el PP para evitar un presidente independentista en Cataluña, habrá "consecuencias" para el Gobierno de Pedro Sánchez.

A su vez, el voto socialista catalán es esencial para Sánchez, que ayer participó en un mitin cerca de Barcelona, el primero tras anunciar que seguía en el cargo después de los cinco días de reflexión, y aseguró que tiene una "deuda eterna" con el PSC.

Unas palabras con las que recordó el vital apoyo de los catalanes en su carrera para recuperar el liderazgo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), así como los buenos resultados cosechados en Cataluña en las elecciones generales tanto de 2019 como de 2023.

Sánchez fue el primero pero no el único peso pesado de la política española que desembarcó en la campaña catalana, donde hoy aterrizarán el líder del PP Alberto Núñez Feijóo, el de VOX, Santiago Abascal, y el Sumar, Iñigo Errejón.

Puigdemont y la ley de amnistía

Mientras, Puigdemont protagoniza una inusual campaña desde Vallespí (sur de Francia) porque pesa sobre el una orden de detención por delitos relacionados con el referéndum de independencia ilegal que le impide cruzar la frontera.

El líder catalán anunció que volvería a Cataluña para la investidura del presidente de la Generalitat que salga de estas elecciones, con la esperanza de no ser detenido, ya que el gobierno español está tramitando una ley de amnistía.

Una ley polémica, a la que se oponen el PP, VOX y Ciudadanos, y que está muy presente en los mítines de campaña de estos tres partidos, aunque en debate general ha perdido peso frente al tema de los posibles pactos poselectorales.

Quedan nueve días para las elecciones y todas las posibilidades siguen abiertas, en un contexto de incertidumbre en el que el resultado de las urnas es tan crucial como los movimientos que hagan los partidos posteriormente.

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