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Esa es una de las 114 recomendaciones contenidas en el informe elaborado por un grupo de expertos independientes a petición del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y que sus autores tienen previsto hacer público el próximo martes en Bruselas, tras entregarlo y exponerlo en marzo pasado al Consejo del Atlántico Norte, indicaron las fuentes.
Stoltenberg había solicitado al grupo de expertos que hiciera balance de la evolución de los acontecimientos en la vecindad meridional de la Alianza e identificara recomendaciones concretas para configurar el planteamiento futuro de la OTAN hacia esa región en un momento de inestabilidad en Oriente Medio y en el Sahel.
Se trata de un informe bien orientado, según las fuentes, que se estructura en tres ejes: diálogo político, diplomacia pública y transferencia de conocimientos en materia de seguridad y defensa.
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Este mes se va a entrar en la fase de negociación entre los aliados con vistas a aprobar la nueva estrategia antes de la cumbre de Washington del 9 al 11 de julio próximo, cuando se espera que los líderes de los 32 países que componen la Alianza la avalen.
Antes de esa cita, en la que se celebrará el 75 aniversario de la OTAN, los aliados se reunirán en formato de ministerial de Exteriores el 30 y 31 de este mes en Praga, y de Defensa, el 13 y 14 de junio en Bruselas.
La nueva hoja de ruta de la OTAN para Oriente Medio, el Norte de África y el Sahel estudiará y probablemente incorporará algunas recomendaciones del informe de expertos, pero otras no se podrán asumir, según las fuentes.
Las fuentes de la OTAN consultadas apuestan por un enfoque pragmático que aproveche la actual estructura de la organización sin necesidad de nombrar, como propone el informe, un enviado especial al vecindario sur o una nueva unidad dentro de la Alianza para gestionar eventuales solicitudes de países socios para albergar misiones de asesoramiento similares a la existente ahora en Irak.
El diálogo político debe recaer -recalcan las fuentes- en el secretario general de la OTAN, en su adjunto o en el tercer escalón del organigrama de mando y que ostenta el secretario general para Asuntos Políticos y de Seguridad.
En la misma línea, las fuentes abogan por que la OTAN aproveche y profundice su arquitectura de asociación de 30 años con los siete países que integran su Diálogo Mediterráneo (Egipto, Israel, Mauritania, Marruecos, Túnez, Jordania y Argelia); de 20 años con los cinco de la Iniciativa de Cooperación de Estambul (Baréin, Catar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Yemen), y con la Unión Africana, cuya cooperación comenzó en 2005.
Se trataría, en definitiva, de incrementar el diálogo político al más alto nivel y la diplomacia pública para explicar a las sociedades de esos países socios lo que representa y puede hacer por ellos la OTAN, en tanto que alianza de democracias, y también su componente militar disuasorio.
El objetivo, por tanto, es mejorar la interlocución con los integrantes de esas asociaciones para contribuir a la seguridad y la estabilidad regionales, lograr un mejor entendimiento mutuo y disipar cualquier idea errónea sobre la OTAN en los países participantes.
Y es que se trata también de contrarrestar las narrativas antioccidentales rusas o de otros países en el flanco sur de la OTAN.
En este sentido, las fuentes abogaron porque la Alianza y la UE, 23 de cuyos miembros lo son también de la OTAN, actúen de forma más coordinada en la lucha contra las injerencias.
El fin último de la nueva estrategia de la OTAN para Oriente Medio, el Norte de África y el Sahel es contribuir a la paz mundial colaborando con socios más allá de su espacio geográfico, dijeron las fuentes.
El informe de más de cien recomendaciones ha sido elaborado por un grupo creado en octubre de 2023 y compuesto por once expertos, entre ellos el exeurodiputado socialista español Carlos Carnero, además de altos cargos civiles y militares aliados, socios de la OTAN en su vecindad sur y expertos del mundo académico y la sociedad civil.